Vivimos inmersos en una terrible crisis de valores y, aunque el caso que abordo para muchos pareciera “simple”, la realidad es que así, con simplezas hemos llegado a terribles absurdos, al avalar de a poco, medidas que contravienen no los buenos modales, sino las reglas que rigen, o deberían regir, a la sociedad.
No en vano el precio por la sana convivencia ha sido precisamente el ceñirse a reglas que permitan un tránsito medianamente cómodo.
Una alumna de una secundaria de Zacatecas ganó el juicio de amparo 31/2023 para acudir, porque según la jueza María Citlallic Vizcaya Zamudio determinó que las autoridades educativas con su proceder “vulneraron su derecho al libre desarrollo de la personalidad”.
Todo tuvo origen cuando las autoridades del plantel educativo le impidieron el acceso por contravenir el reglamento interno, que establece claramente que “los alumnos deberán traer un corte de cabello natural, peinado adecuado, no estrafalario, sin tinte, sin mechas o rayos”.
Y es que, en el afán de lo políticamente correcto, o por sus cinco segundos de fama en medios de comunicación, muchos optan por medidas que van, al mediano y largo plazo, en contra de las reglas.
Es simple, si usted acude por su voluntad al sitio que guste, desde un restaurante, hasta una institución educativa, en donde le entregan un reglamento que firma y con ello acepta su contenido ¿por qué quejarse después?
Argumentar el tema de la libre personalidad no sólo es ambiguo, sino hasta peligroso. Por ejemplo ¿qué pasará cuando una alumna decida ir en micro short, o en bikini a clases, apelando a que es su “desarrollo personal”? ¿Cómo lo van a controlar? Y no, no es exagerado, ni extremo. Porque bien puede traducirse a que las alumnas decidan ir en minifalda y, cuando la situación lleve a agresiones, burlas o situaciones aún peores, los jueces que sientan precedentes, como el aquí citado, no acompañarán a los maestros en el terrible problema en que podrían verse involucrados.
Realmente el caso no es menor y, como siempre, son los docentes, al final de la historia, los que tendrán que cargar con las consecuencias de estas decisiones “políticamente correctas”.
Es lo políticamente correcto lo que nos tiene inmersos en una serie de problemas sociales, resultado de la permisividad cada vez mayor hacia los individuos.
DE MORENA Y EL ORDEN
La llegada de José Tomé Cabrera, Pepe Tomé, a la Coordinación de Comunicación del Comité Estatal de Morena, debe leerse como lo que es, el proceso de preparación para lo que viene.
Tomé es uno de los contados hombres de confianza de Alejandro Armenta, lo ha acompañado por décadas en su caminar político. Ha estado con él más allá de cargos o responsabilidades.
Y sí, en el Comité Estatal de Morena se requería, urgente, de orden, de poner las piezas donde corresponde para que el engranaje funcione al 100 para el encontronazo electoral que se acerca.
Quienes piensen que se “libraron” de Pepe Tomé, tendrán, como la muñeca fea, que llorar por los rincones.
No se fue, no lo “fueron”, está donde su jefe y amigo quiere y necesita que esté. No más, no menos.
Por Jesica Baltazares
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