Ya son tres encuestas que desecharon el discurso de que Armenta Mier es el favorito rumbo a la gubernatura en 2024. El primero que reveló el dato fue Rodolfo Rivera Pacheco, director de BEAP, quien en junio de este año presentó en 24 HORA Puebla su primera encuesta estatal y aseguraba que el senador y el diputado Ignacio Mier Velazco estaban empatados.
El segundo en darlo a conocer fue José Zenteno Dávila, director de la empresa Mas Data, pues a principios de julio, reveló en varios medios de comunicación que Mier estaba ligeramente arriba de Armenta en conocimiento.
Ayer, el periodista Rodolfo Ruiz Rodríguez, presentó un estudio demoscópico elaborado por Jesús Medina Rojo, director de El Ave, en la que nuevamente Mier Velazco rebasa a Armenta.
Por cierto, sin ánimo de polemizar, pero fue el propio Ruiz en su columna La Corte de los milagros quien deslegitimó la información de Zenteno y Más Data, pues lo acusó de vender dobles resultados porque supuestamente le dijo a gente del gobierno estatal que Mier no crecía y al equipo del líder de la Jucopo les dijo que iban arriba. Hoy, el propio Ruiz con la empresa de Medina coincide con esos datos.
Otras encuestas, difundidas por el equipo de prensa del propio senador y de precampaña como Rodolfo Huerta, aseguran que el oriundo de Acatzingo encabeza las preferencias electorales y que, como su otrora jefe Mario Marín. Las compañías que presume Armenta son Demoscopía, Massive Caller, Enkoll, C&E e Indicadores S.C.
Los resultados que no favorecen a Armenta provocaron síntomas de desesperación, porque después de los datos dados a conocer por José Zenteno, el propio senador subió a sus redes sociales un reto en el que llamó a cada uno de sus adversarios de Morena y a los dueños de las compañías de los sondeos a someterse al polígrafo y al suero de la verdad (pentotal sódico) para demostrar que no “cucharearon” los resultados.
Más allá de la tremenda carcajada y de las burlas que provocó el otrora marinista, puso en evidencia que algo no cuadra, algo no encaja, algo se mueve en contra porque insiste en que no permitirá el dedazo y la imposición. Un síntoma de enojo, de nerviosismo, además, de que tiene pésimos asesores en el área de comunicación porque ni sus adversarios se van a someter a ningún detector de mentiras ni las compañías aceptarían que les metan una sustancia en su cuerpo, lo cual parece más una tortura.
Tampoco es una gran noticia: Armenta hizo un Armenta.
El aspirante no midió es que todas esas actitudes se miden, quedan registradas, hacen dudar, generan desconfianza: “si ahorita es así ¿cómo será cuando llegue al poder?”.
No hace mucho tiempo, cuando desde Palacio Nacional avalaron la candidatura de Miguel Barbosa para la elección de 2019, el senador se inconformó y armó una revuelta en la que no quería aceptar que el tehuacanense fuera nuevamente el candidato a gobernador.
De ahí salieron las famosas inyecciones de miel, contra el exgobernador. La liga se estiró tanto que fue Ricardo Monreal quien intervino para controlar los ánimos y pactar la paz entre Barbosa y Armenta. Lo que llama la atención es que, eso sí, una vez que se ganó la gubernatura no hubo persecución contra el senador, como cualquiera hubiera pensado. Más bien, hubo una alianza y esa se demostró con la llamada Operación Angelópolis, pero esa es otra historia.
¿Cuál será la reacción del armentismo ante los nuevos resultados? ¿Deslegitimarán a Jesús Medina? O vendrá una andanada de las empresas encuestadoras que lo respaldan.