¿Por qué los empresarios que apoyaron las campañas municipales de los panistas en 2021 ya no están con ellos para 2024? Y, en cambio, sí se sumaron abiertamente con uno de los candidatos de Morena.
Cualquiera pensaría que la famosa cargada empresarial estaría nuevamente con los blanquiazules, pero no. Algo pasó que ya no quisieron apostarle a los albiazules y los hombres de más dinero en Puebla ya se fueron con el mismísimo morenacho.
No hablamos de las cámaras empresariales. Esas tienen otro juego, otros intereses y muchos de los líderes —no todos— ni una miscelánea tienen para decir que son hombres de negocios. Esa es materia aparte. Hablamos de quienes verdaderamente traen los pesos en Puebla.
Existe un fenómeno silencioso entre los panistas poblanos. Muchos de ellos, fueron funcionarios municipales en los tiempos de Tony Gali y Luis Banck y les fue bien en esa época, hoy se sienten relegados. Sin que los tomen en cuenta. No dicen nada en público porque no quieren tener problemas, pero están ahí, existen y están inconformes, sienten que se les incumplió con lo acordado.
¿Qué acordaron? Sólo ellos lo saben, pero son capaces de cobrar venganza de dos formas: yendo a los brazos de Morena, abiertamente, como Guillermo Velázquez, exalcalde de Atlixco o la famosísima huelga de brazos cruzados mejor conocida como “la ley del conejo”, que consiste en: si quieres llegar a viejo, hazte pendejo.
En esa lista hay hasta periodistas que se la jugaron con ellos, pese a todo y a las críticas, que les dieron espacios en sus medios a pesar de que fueron perseguidos por Rafael Moreno Valle y su brazo ejecutor la Auditoría Superior del Estado (ASE). Hoy se leen molestos, críticos, chocados, sin ningún compromiso.
El problema de las familias custodias, quienes hoy lideran Acción Nacional en la entidad, es que utilizan a sus subordinados y los desechan fácilmente. Un día los encumbran, cuando los necesitan, pero posteriormente si no se apellidan como ellos, si no pertenecen a sus grupos religiosos clandestinos son abandonados, expulsados, olvidados y tratados como apestados.
Por eso poco a poco en el interior del estado hay alcaldes que van a los actos convocados por Julio Huerta y Claudia Sheinbaum; o ya están con la gente de Fernando Manzanilla quien le opera al líder de la Jucopo o algunos hasta con el senador Alejandro Armenta.
Hay un exceso de soberbia entre algunos de ellos, porque se apuestan en ganar el proceso del año entrante confiados en el desgaste de López Obrador y en el fenómeno Xóchitl Gálvez que mueva el tablero. También aseguran que entre los aspirantes poblanos por Morena existirá un choque de trenes que provocará heridas que no sanarán.
Su análisis se basa en la mala calificación de Morena en 2019 y 2021 en la capital poblana y su zona conurbada, pero no han visto que esa época ya cambió y que los números que trae el actual gobernador han superado mucho lo pasado.
Piensan en “cachar votos”, esa es su estrategia.
Regresemos al inicio de este espacio: ¿por qué muchos ya los abandonaron?, empezando por los empresarios que los impulsaron en 2021 y que les invirtieron dinero. No obstante, siguen confiados a menos que exista una estrategia bajo el brazo y lo mejor sea ganar perdiendo como en antaño. Se pierde la elección pero se gana el partido y una vez en la oposición a golpetear hasta recuperar la credibilidad perdida.
Lo único malo es que ya no estamos en la década de los 90.