En el Yunque no quieren a Eduardo Alcántara Montiel.
En otras palabras, los yunquistas, yunquistos y yunquistes sí lo quieren,pero ver en la cárcel.
¿La razón?
No soportan que es muy cercano a Sergio Salomón Céspedes Peregrina y a Jorge Estefan Chidiac. Los tres se hicieron amigos, pues fueron líderes de sus respectivas bancadas e integraban la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso del Estado. Era imposible que no mantuvieran comunicación. Eso es parte de la política.
Sin menoscabo de la denuncia presentada por la señora Erika de la Vega contra el diputado, pues eso se dirimirá en juzgados de donde saldrá una sentencia acusatoria o exculpatoria, hay una campaña orquestada desde el corazón del Yunque, la versión renovada del MURO (Movimiento Único de Reaccionarios Ojetes) para sacarlo de la jugada, someterlo y humillarlo.
Desde la semana pasada, trascendió que los yunquistos, yunquistas (ah, perdón, y los yunquistes) quieren judicializar la carpeta que hay contra el yerno de la alcaldesa de Cholula. Lo detestan. No soportan que tenga un puente de comunicación con el mandatario estatal y con el verdadero líder de los priistas.
No desestimamos la denuncia de la señora de la Vega.Ella tiene sus razones para exigir justicia, pero lo que genera sospechas es que haya una campaña orquestada para atacar a Alcántara, en la que participan hasta medios de comunicación.
Hay una mano externa que utiliza a una víctima para sacar ventaja.
El primer pretexto fue llamarlo a cuentas a la dirigencia estatal para que explique por qué votó a favor del gobernador Sergio Salomón. El segundo fueun funcionario del ayuntamiento, quien exigió al PAN que lo sancione porque ha criticado la gestión de Eduardo Rivera Pérez.
Como en ambos casos se ha negado a responder, a Alcántara lo han acorralado para tratarlo como lo hicieron con otros personajes del pasado.
Es una campaña de odio contra Montiel.
Es personal.
Es desde el hígado y es promovida por santones, santonos y santonas de la derechita cobarde.
No es la primera vez que hay una cacería de brujas en ese partido. Cada cierto tiempo la hay y es cuando se acercan los procesos electorales estatales. Es como limpiar la casa para que no quede nadie incómodo y se puedan repartir las piezas.
Ahora que el morenovallismo se ha desintegrado y que las fuerzas vivas de la derechita cobarde (Eduardo Verástegui, dixit) recobraron al panismo poblano, la apuesta es perder la elección, pero ganar el partido.
Después de todo, lo que quieren y necesitan es que ellos sean los puentes de comunicación con los demás grupos de poder, incluidos, por supuesto, el gobernador Sergio Salomón y que no sea a través de Alcántara.
Así que es mejor desgastar la imagen del diputado local.
Hacerlo añicos.
Apoyar una causa justa, quedar bien con la señora que denuncia a Alcántara y “¡Pum, güey!”. “A perder elecciones y a extorsionar gobiernos como en antaño”.