En un hecho sin precedentes, Sergio Salomón Céspedes salió públicamente a exonerar a su antecesor Miguel Barbosa Huerta sobre el daño fiscal de 2 mil 700 millones de pesos que costó negarse devolverle dinero al SAT.
Sin precedentes porque en la historia, la costumbre era que el mandatario actual se hubiera lavado las manos y echarle la culpa “al muertito”, como lo han hecho todos los políticos del país.
Mario Marín quiso aprovecharse del hoyo financiero que dejó Melquiades Morales; Rafael Moreno Valle se dio vuelo acusando por robo a los marinistas, ejemplo de ello, es Javier García Ramírez quien desapareció del mapa y hasta hubo una ficha de búsqueda en la Interpol.
Miguel Barbosa cuando asumió el poder acusó a la administración de don Guillermo Pachecho en una entrevista televisiva e inició una persecución contra Moreno Valle y Tony Gali: “el modelo de negocios” lo llamó y salieron a relucir todo tipo de empresas factureras.
Se cumplió con la máxima “El vivo al gozo y el muerto al foso o el vivo al pollo y el muerto al hoyo (financiero, of course)”.
Lo lógico sería que Céspedes Peregrina hiciera lo mismo, pero en un acto honorable prefirió decir la verdad y le dio su lugar a su antecesor, pues reconoció públicamente que por lo menos Miguel Barbosa intentó parar el daño fiscal que provocó Moreno Valle Rosas, primero al negarse a devolver 700 millones de pesos a la Secretaría de Hacienda y luego pagando mes con mes a Sistemas Lac la friolera cantidad de 30 millones de pesos por el litigio contra la autoridad.
Por cierto, quién contrataría en su sano juicio a una firma jurídica llamada Sistemas Lac, pues el nombrecito nos lleva a una empresa de software o es de un rancho productor de leche radioactiva.
“Quiere ver a su niño fuerte y sano… dele duro con la mano y compre su litro de leche pura de vaca en sistemas Lac, pura lactosa de calidad”, diría el anuncio radiofónico en alguna estación de Palmarito Tochapan.
Regresemos al tema que nos interesa.
Es una cualidad salomónica la actitud del gobernador. Ha sido claro y honesto al salir a los medios a dar la cara. Ha dado a conocer un tema que para nada es fácil porque hay un boquete a las arcas poblanas. Hay un costo político, pero lo mejor es decir la verdad ante ello, pues es lo que la gente pide: honestidad.
Lo que llama la atención es que la oposición no llama a cuentas a los ex funcionarios del pasado que fueron cómplices del daño al erario por negarse a devolver dinero al SAT.
Se van por el lado fácil.
Ellos fueron corresponsables, pues muchos de ellos eran morenovallistas que se vieron beneficiados.
Hoy, a ocho años de distancia, somos víctimas de las pésimas decisiones que se tomaron desde Casa Puebla cuando Rafael Moreno Valle gobernó Puebla. Gali fue cómplice por sumisión y otros exgobernadores por omisión.
Porque en todo gran crimen siempre van estos dos factores: la omisión y la sumisión.