Rafael Moreno Valle Rosas le hizo mucho daño a las arcas poblanas. Usó el dinero público como si fuera suyo. Ayer nos despertamos con la noticia de que una mala decisión, un arrebato, un golpe en la mesa de manera impulsiva le costó a Puebla la friolera de 2 mil 600 millones de pesos, que ya se tuvieron que pagar al fisco.
Al exgobernador panista se le hizo muy fácil que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) le devolviera 700 millones de pesos. Como no era sustentado en la ley, Hacienda le pidió de vuelta ese dinero y Moreno Valle, muy a su estilo —a veces un poco pendenciero—, dijo no. Y decidió contratar un despacho de abogados que costó a Puebla 30 millones de pesos al mes.
Lo que asombra de la decisión del exmandatario es que tanto presumía a su grupo financiero que no supieron ver que a la administración estatal no le podían devolver ese recurso.
Lo que más preocupa es que el despacho de abogados cobró tan solo en un año 360 millones de pesos. El litigio duró desde el 2015 hasta el 2022, así que hay que hacer las sumas de cuánto dinero se erogó para terminar pagando más del triple del dinero original: eran 700 millones de pesos, y ahora se le pagó al fisco 2 mil 600 millones de pesos.
No sólo fue este tema, fueron las llamadas PPS, los créditos que se contrataron, los contratos que se guardaron y aunque él ya no gobernaba desde el 2016, los daños y las consecuencias son tan grandes que aún seguimos pagando por esos arrebatos dignos de un cacique de rancho.
Si el PAN perdió el poder fue por este tipo de arrebatos, porque en el morenovallismo abundaron las factureras, las empresas fantasma, o como lo bautizó Miguel Barbosa cuando comenzó a gobernar la entidad: los modelos de negocio.
Qué posición tan incómoda la de la secretaria de Finanzas, María Teresa Castro y Corro, quien, en la conferencia mañanera del martes, tuvo que salir a dar la cara y explicar el daño al erario en el que no incurrió ella, pero que sí mantuvieron no sólo Rafael Moreno Valle, sino Tony Gali, Guillermo Pacheco Pulido y lo que duró la administración de Miguel Barbosa.
Qué posición tan difícil para la actual administración estatal, porque tuvo que apagar un fuego que no creó, ni sugirió ni tenía vela en el entierro.
¿Cómo es posible que una decisión del 2015, ese arrebato generado desde la impulsividad, aún tengamos que pagar por él?
“Éramos muchos y parió la abuela”, dijera el clásico.
Apenas los gobiernos y los ciudadanos comenzamos a salir de los problemas económicos que se generaron por la pandemia.
Puebla viene de un proceso muy convulso con muchísimos gobernadores que han pasado desde que salió Rafael Moreno Valle: Tony Gali, Martha Erika Alonso, Rodríguez Almeida, Pacheco Pulido, Miguel Barbosa y ahora Sergio Salomón Céspedes, y nos enteramos de una mala decisión y de que el actual gobierno tuvo que dar la cara para no seguir afectando al erario.
Debe existir responsables. Tiene que haber quien dé la cara. Exfuncionarios de Finanzas y asesores que no se escondan ni huyan a Woodlands, el paraíso perdido de los poblanos caídos en desgracia.
Vicios Ocultos
Zeus Munive