No deja de ser inquietante que un personaje como Genaro García Luna, el exSecretario de Seguridad de Felipe Calderón Hinojosa haya comenzado a ser juzgado en una Corte en Brooklyn en Nueva York, por haber presuntamente conspirado con cárteles de la droga y el clima de opinión en México y Puebla esté centrado en denostar al régimen en turno.
Una publicación en julio de 2022 en El País publicada por el reportero Alejandro Santos Cid lo ubicó como un personaje dispuesto a intimidar y “deshacerse” de testigos que lo colocaron como un funcionario corrompido por el narcotráfico, justo cuando Felipe Calderón Hinojosa vendió al país la necesidad de declarar la guerra a las mafias mexicanas entre 2006 y 2012.
En esa tesitura una minuciosa selección entre defensa y la parte acusadora integró un jurado con 12 personas y seis suplentes cuyas identidades permanecerán en el anonimato y una escolta de alguaciles cuidará de la integridad de cada una de ellas. La peligrosidad del imputado en el aparato de Justicia en Estados Unidos no fue tomado con ligereza.
García Luna fue compañero de gabinete de Javier Lozano Alarcón, el irascible priista y panista que resultó damnificado político por la derrota electoral de José Antonio Meade en la elección de 2018.
Y fue también jefe directo de Facundo Rosas Rosas, otro poblano que escaló en la estructura de la extinta Policía Federal, hasta llegar a ser Comisionado General, lo que abrió el paso para ser colocado junto a su jefe García Luna, Luis Cárdenas Palomino y Joaquín El Chapo Guzmán, por el operativo “Rápido y Furioso” para que ingresaran al país 2 mil 500 armas de manera ilegal.
El tercero al mando en la estructura de García Luna fue detenido por la Fiscalía General de la República tras haber arrollado a una mujer en la Ciudad de México, cuando advirtieron que contaba con orden de aprehensión; y luego, de manera aún inexplicable fue liberado.
En Puebla ese personaje vinculado al indiciado en Nueva York aún se reúne con un estertor del llamado morenovallismo, personajes de la picaresca habituados al consumos de sustancias tóxicas.
No colocar en el centro de la atención esa cadena de personajes en el contexto del inicio del juicio contra García Luna es omiso y contribuye a desdibujar un pasado de oprobio por el sufrimiento provocado a la sociedad mexicana en general.
Todavía en octubre del año pasado en una conversación que Calderón Hinojosa tuvo con la escritora Sabina Berman sobre el expediente García Luna, se dolió de que el clima de opinión púbica haya linchado a su funcionario sin haber iniciado aún el juicio en la corte neoyorkina.
La de Calderón, en esa conversación, es la conducta del sociópota, incapaz de albergar sentimiento alguno por los miles de dolientes en el país por el latrocinio de su administración en términos de aplicación de la justicia.
El periodo de violencia institucional está claramente documentado en el trabajo Hasta los dientes que el cineasta Alberto Arnaut Estrada narró a propósito de la actuación de una cuadrilla de militares en el Campus del Tec de Monterrey, en donde dos estudiantes fueron ejecutados y luego de muertos, acusado de formar parte de la mafia en esa ciudad en 2010.
Calderón, García Luna, Facundo Rosas y el iracundo Javier Lozano, se reeditó el oscuro periodo del Negro Durazo, pero pocos parecen interesados en ese paralelismo.
@FerMaldonadoMX