En menos de una semana cayeron dos aspirantes a la candidatura al gobierno de Puebla en 2024. El más reciente es Héctor Sánchez Sánchez, quien hasta el mediodía de este jueves había ocupado la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia.

El lunes dimitió a la Secretaría de Educación, Melitón Lozano Pérez, visto ahora como un deficiente encargado del área por razones ampliamente documentadas, como sus vínculos con actores del magisterio y la política contrarios al gobierno del estado.

Ambos habían ocupado un sitio de privilegio en el primer círculo de poder en el estado. La ambición política, impericia y falta de congruencia los colocó a ambos en el lugar que ahora ocupan.

Sánchez Sánchez es el caso más paradigmático: no obstante haber sido hechura del panista Antonio Gali Fayad, cuando sirvió como síndico municipal desde la presidencia municipal, escaló hasta la efímera condición de precandidato en Morena.

Nadie podría haber vaticinado una carrera tan meteórica como la del también extitular del Consejo de la Judicatura desde que en la campaña por la presidencia municipal, en pleno auge del morenovallismo, entró como plan B a la planilla de Gali, tras la caída de Guillermo Nares, exdirector de la Facultad de Derecho en la BUAP.

En los últimos meses, ese exservidor público se había convertido en un muerto viviente de la esfera pública, un paria en tierra propia, pues en lo que queda del galismo hubo molestia por haberse decantado por la 4T.

En cambio, nunca se le vio como un legítimo integrante del grupo político que acompaña al gobernador Miguel Barbosa debido al cúmulo de amistades, cabilderos y asesores que han rodeado al renunciante.

El Día del Abogado, el 15 de julio del año en curso, el gobernador Barbosa, abogado como aquel, definió la imagen que se proyecta del aparato de impartición de justicia. Fue una áspera línea discursiva por la preexistencia de un status quo que era insostenible.

Nadie entendió que, entre líneas, anticipaba una tormenta en uno de los tres poderes, habitualmente celoso del escrutinio público, lleno de decisiones discutibles y con claros visos de corrupción y fallos que favorecían a poderosos e influyentes.

Paradójicamente, fue en ese contexto que el gremio de los abogados convocados para esa conmemoración, pusieron más atención en el momento en que el extitular del Poder Judicial levantó la mano como aspirante a la candidatura al gobierno por Morena.

Obnubilados por la grilla palaciega, faltó olfato y oficio para entender que, desde ese momento, había comenzado formalmente el principio del fin de una etapa en el Poder Judicial en la que ha sucedido hasta lo indecible.

El ejemplo más escandaloso: un fallo judicial para permitir que un depredador sexual recibiera la generosa condición de enfrentar desde su casa un proceso que debió castigarse con todo el peso de la ley.

Otro: La investigación por el supuesto soborno exhibido por parabolica.mx por parte de Eukid N, sentenciado a siete años y meses de prisión en el primero de varios procesos penales en curso.

Habían sido obvias y evidentes las señales de esa caída, pero muy pocos quisieron o pudieron entenderlos en su momento y justa dimensión. Otro dato incontrovertible: Melitón Lozano y Héctor Sánchez no serán candidatos.

 

@FerMaldonadoMX