Google Workspace ofrece un conjunto de soluciones en la nube a partir de una serie de aplicaciones que promete —según la misma plataforma— mejoras en la productividad laboral, al integrar soluciones disponibles en cualquier lugar y desde cualquier dispositivo, incluso sin conexión a internet; es decir, los trabajadores de una empresa podrán crear, colaborar y construir un mismo documento y al mismo tiempo.
Las herramientas de Workspace son amigables en la experiencia del usuario, por lo que es fácil de utilizar y la curva de aprendizaje es lo más suave posible. Al encontrar su operación en la arquitectura de la nube, la información y el trabajo es responsivo, esto quiere decir que la información se adapta a la multipantalla y estará disponible siempre.
Google ofrece protección de la información de la forma más segura que existe en el mundo de la tecnología, pasando estándares de seguridad, auditorías y cumpliendo un cifrado de extremo a extremo. En términos de costos, al encontrarse todo en la nube, se invierte menos en infraestructuras locales, lo que supone un costo muy inferior al mantenimiento on-premise.
Sin embargo y en un afán de mantener el capitalismo de vigilancia, Google también pretende el absoluto control sobre los trabajadores de las empresas. Recientemente, acaba de lanzar una característica que viola la privacidad de las personas: los usuarios podrán compartir con sus respectivos superiores para que a través de Workspace se pueda ubicar físicamente al colaborador.
Esta función podrá compartirse tanto para sus superiores como para el resto de la plantilla de trabajadores, y será a través de Google Calendar que se agendarán actividades con geolocalización. Según Google, la razón es facilitar la gestión de las reuniones para que “a la hora de organizar una reunión, ésta se pueda llevar a cabo de forma mucho más rápida al conocer la ubicación de toda la plantilla”.
Por el momento, ya se encuentra disponible esta característica de control en la plataforma del plan en Google Workspace para empresas que no agrada a muchos, al ser una idea que estimula las prácticas de vigilancia. Como hemos explicado antes, la tecnología de la información y la comunicación emplea una nueva tarea: vigilar. La vigilancia se convirtió en un nuevo modo de vida desde los instrumentos tecnológicos, e incluso va más allá del rol corporativista o estatista de gobiernos, invita a pares a involucrarse crecientemente en prácticas de vigilancia de control social.
Después, se analizará la efectividad a partir de la vigilancia y la información será una mercancía de compra-venta.
Ecosistema Digital
Carlos Miguel Ramos Linares
@cm_ramoslinares