En su esencia, el fuero constitucional, esa inmunidad procesal que protege a diputados y senadores, busca preservar su trabajo legislativo y sus opiniones. Se trata de evitar que se construyan delitos, desde otros espacios de poder, contra aquellos que son incómodos o que se inhiba su labor con amenazas.

Claro que el fuero no detiene las balas ni combate con suficiente eficiencia las manos asesinas.

El caso más ilustrativo y hoy venerado es el del senador chiapaneco, Belisario Domínguez Palencia (1863-1913), quien fue asesinado por órdenes del dictador José Victoriano Huerta Márquez, de quien fue un ácido crítico y férreo opositor. Ofreció el también gran tribuno su vida por sus ideales.

Tras esta introducción a modo de breviario cultural, sobra decir que resulta tan monumentalmente absurda la amenaza de la cúpula partidista, que mal dirige al Movimiento Regeneración Nacional (Morena), de denunciar penalmente, por “traición a la patria”, a los diputados federales de oposición que votaron en contra de la Reforma Eléctrica de Andrés Manuel López Obrador.

Mario Martín Delgado Carrillo, presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Morena, despliega, además de una campaña de odio, la evidencia de su supina ignorancia o dolo -o las dos-, al suponer que puede desatar un proceso judicial contra los legisladores de oposición.

El Artículo 61 de la Carta Magna establece: “Los diputados y senadores son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos, y jamás podrán ser reconvenidos por ellas”.

Y tiene una adición, que data de 1977, que dice: “El presidente de cada Cámara velará por el respeto al fuero constitucional de los miembros de la misma y por la inviolabilidad del recinto donde se reúnan a sesionar”.

En una interpretación más amplia, debe entenderse que los legisladores, menos todavía, podrán ser sujetos de sanciones punibles por su ejercicio, por sus votos, aunque no les gusten a sus adversarios y aunque el adversario pueda ser el presidente de la República o el desquiciado porro que tiene como presidente del partido mayoritario.

Ni los priístas, panistas, perredistas o integrantes del Movimiento Ciudadano peligran en realidad con la denuncia que, dijo Mario Martín, presentará ante la Fiscalía General de la República (FGR).

Todos ellos votaron en contra de la reforma lopezobradorista. Algunos y algunas lo hicieron con la convicción de que era lo correcto. Otros más, porque así lo dictaban los intereses, aviesos o genuinos, que representan. Y muchos y muchas porque los movió la víscera hacia la revancha, ante la soberbia del Grupo Parlamentario lopezobradorista en San Lázaro.

Pero lo hicieron públicamente, “de cara a la nación” -como tanto les gusta decir- y a ninguno se le ha comprobado que haya recibido una contraprestación por su voto.

Morena y su dirigente Mario Martín Delgado hacen el ridículo, tanto como los opositores que han anunciado que denunciarán, por el mismo caso, al presidente.

Es un show y los payasos son francamente muy malos.

 

@Alvaro_Rmz_V

Piso 17 escribe Álvaro Ramírez Velasco