Por Serafín Castro
En ocho días Roxana Luna Porquillo dejó las escobas para pasar a las sartenes. No es broma.
En la primera semana de campañas, con escoba en mano, la candidata del PRD poblano se dedicó a “barrer la corrupción” en Casa Aguayo, posteriormente en la Secretaría de Finanzas y por último en el Cereso de San Miguel.
Pero las escobas quedaron en el pasado. Ayer, frente a la Fiscalía General del Estado, y luego de victimizarse por un “encañonamiento de ocho policías fuertemente armados”, Luna Porquillo presentó su “equipo de seguridad” que la protegerá de los actos de “hostigamiento” y de los “operativos en su contra” que ha acusado.
Su equipo de seguridad está conformado por su madre, familiares y amigas; sus armas son sartenes y cucharas viejas.
LOS TRASTES DE LUNA NO SUENAN
Sin mayor trasfondo, la aspirante a Casa Puebla presentó una serie de propuestas en materia de impartición de justicia que aplicaría en caso de ser gobernadora.
Rodeada de una veintena de simpatizantes, incluido su ejército de seguridad, leyó que de acuerdo con el reciente Índice Global de Impunidad (Igimex, realizado según ella por la UDLA y no por la Udlap (dos instituciones diferentes), Puebla ocupa los primeros lugares a nivel nacional de delitos que no son denunciados.
Su propuesta es dejar de ser de los estados con mayor impunidad; por lo que señaló que desplegará un puñado de jóvenes universitarios para que hasta en el lugar más inhóspito del estado, casa por casa, hablen con los habitantes y los motiven a denunciar.
También propuso revocar la ley aprobada por el Congreso Local con la que se designó a Víctor Carrancá Bourget como titular de la Fiscalía General del Estado por un periodo de siete años y se comprometió a destituirlo del cargo.