Ex empleado de tres gobernadores, Fernando Manzanilla Prieto ha hecho a un lado sistemáticamente el más alto valor que un político debe observar si de verdad aspira a ganar un lugar decoroso en la historia, y no el desván del olvido y el oprobio: la lealtad.

De todos, el que mejor lo viste de cuerpo entero es el primero, Rafael Moreno Valle. Con él no sólo fue equipero en el arribo al poder, sino que propició una relación familiar que luego se deterioró hasta el vituperio. No lo dirá en sus mensajes de inspiración barata en múltiples publicaciones en redes sociales, pero terminó como un apestado, desleal y convenenciero.

Prefiere promoverse así mismo en redes sociales como un político preocupado por la gente: pandemia, frases inspiradoras, aspiracionales y entrevistas… muchas entrevistas en medios de la capital, la sierra norte y la mixteca sobre temas coyunturales y hasta una acusación a quien fue su jefe, Miguel Barbosa por un supuesto uso de las instituciones para perseguirlo.

Se trata de uno de los artífices de la construcción del modelo pragmático de hacer política partidista, empresarial y social que en Puebla se conoce como el “morenovallismo”, definió Miguel Barbosa en su conferencia de prensa mañanera. Si la definición es correcta, se trata del último reducto de ese grupo que lideró su cuñado fallecido en 2018 y del que la mayoría se ha deslindado por conveniencia propia o asepsia política.

Parte central de ese modelo de hacer política es la construcción de una percepción ideal para colocarse en el imaginario colectivo. Propiciar opiniones positivas a partir de los análisis de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas, según dictan los manuales de mercadotecnia política.

Manzanilla decidió promover su propia imagen a través de una agresiva pauta publicitaria en Facebook. Según la biblioteca de anuncios, sólo en el mes de agosto decidió pagar unos 76 mil pesos en un total de 84 pautas para ofrecer a los usuarios una imagen impoluta, empática, dinámica, trabajadora y solidaria.

La del 2 de septiembre en la que cita la frase motivacional: “No sobrevive la especia más fuerte, ni la más inteligente, sino el que mejor responde al cambio”, tiene una inyección de 8 mil pesos y una felicitación a Andrés Manuel López Obrador, el 1 del mismo mes, con mil 500 pesos.

En el proceso de victimización hizo publicar otro anuncio en el que acusó prácticas que paradójicamente no advirtió desde que llegó al gobierno con el cobijo de Acción Nacional: “Con Miguel Barbosa estamos ante la misma actitud burda del poder, el uso de las instituciones de procuración y administración de justicia con fines políticos se tiene que acabar…” al que invirtió 3 mil pesos.

Habría que conocer de historia. Lo que hace Manzanilla Prieto no es más que una mala repetición de lo hecho en Tlaxcala en la década de los ‘80 por Tulio Hernández López, pero con gracia: gobernar con pulque y saliva.

 

@FerMaldonadoMX

Parabólica por Fernando Maldonado