Pocos funcionarios del “periodo neoliberal” han sido tan vilipendiados por el presidente Andrés Manuel López Obrador como Agustín Carstens.
“Les voy a contar algo de Carstens”, dijo el mandatario en la conferencia mañanera del 31 de julio del año pasado. “Cuando era secretario de Hacienda, sacaba los presupuestos por unanimidad. Todo el tiempo que estuvo, por unanimidad le aprobaban su Presupuesto. Era un mago ¿Cómo le hacía? Pues repartía. Ahí empezó lo de los moches”.
El 9 de septiembre, acompañado del secretario de Hacienda, Arturo Herrera, el Presidente volvió a arremeter contra Agustín Carstens, actual director general del Banco de Pagos Internacionales.
En el tiempo que Carstens estuvo al frente de la SHCP, dijo, “no les importaba tener el presupuesto como instrumento de desarrollo, les importaba salir adelante porque la función del gobierno era facilitar la privatización, el traslado de los bienes de la nación a particulares”. Y Carstens, “un maestro, un genio de la política”, ironizó, “les repartía a todos”.
Ayer encontré una resolución del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación dirigida al entonces secretario de Hacienda, Agustín Carstens. Fue expedida en 2007 y firmada por el entonces titular del Conapred, Gilberto Rincón Gallardo.
La resolución, de 137 páginas, encontró culpable a Hacienda de discriminar a un extrabajador de la Secretaría de Economía al negarle cobertura en un seguro institucional contratado a la empresa MetLife México por haber sido declarado en invalidez total por el ISSSTE luego de un accidente de trabajo.
La razón de la negativa era una cláusula de la póliza que establecía que quedaba excluido de cobertura “todo servidor público asegurado que, como consecuencia de incapacidad total y permanente que le sea dictaminada, cause baja del servicio”. Dicha cláusula, argumentó el quejoso ante el Conapred, lo discriminaba.
La resolución encontró que la cláusula que afectaba al trabajador era, en efecto, discriminatoria en términos constitucionales. Y ordenó a Hacienda a que en futuras contrataciones de seguros hiciese “un equilibrio entre las leyes del mercado de seguros y los derechos humanos”, así como a capacitar a su personal en temas vinculados con el respeto al derecho humano, a la igualdad y la no discriminación.
Ayer, en su conferencia mañanera en Puebla, el presidente Andrés Manuel López Obrador –quien hace poco dijo que los presidentes siempre estaban enterados de todo– afirmó que apenas se había enterado de la existencia del Conapred, a raíz de las burlas que hizo a su hijo menor un youtubero que había sido invitado por ésta a un foro sobre racismo y discriminación.
Es decir, no se había enterado que el Conapred existe desde 2003, y que había sido creada por impulso de su primer titular, el excandidato presidencial Gilberto Rincón Gallardo, quien fue un destacado miembro de los partidos Comunista Mexicano, Socialista Unificado de México y de la Revolución Democrática, del que López Obrador fue miembro y dos veces candidato presidencial.
El mandatario tampoco se enteró que el 17 de mayo del año pasado, la entonces titular del Conapred, Alexandra Haas, estuvo con él en Palacio Nacional, en una conferencia mañanera dedicada a difundir lo que su gobierno estaba haciendo para evitar la discriminación. Ni que él, el presidente López Obrador, nombró a Mónica Maccise como relevo de Haas al frente del organismo, en noviembre pasado.
“Ahora que hubo una polémica por un comentarista de redes sociales, que fue invitado para un debate, me enteré de que existe… ¿cómo se llama?”, preguntó ayer López Obrador.
“Conapred”, respondió la secretaria de Gobernación, presente en la mañanera.
“Conapred… Es que un día voy a poner aquí cuántos organismos crearon (los neoliberales) para todo, para la transparencia y es cuando más robaron y más ocultaron todo”.
El Conapred, ese organismo que en 2007 ordenó a Agustín Carstens –uno de los mayores neoliberales en la visión del Presidente– no discriminar. Una de tantas de sus resoluciones que puede uno encontrar fácilmente en internet.