El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) realiza al año más de 250 mil sesiones educativas y talleres de prevención contra el tabaquismo, otorga cerca de 300 mil sesiones de consejería médica para dejar de fumar e implementa unos 240 mil tratamientos farmacológicos para quienes buscan dejar la adicción.
En el marco del Día Mundial sin Tabaco que se conmemora este 31 de mayo, Jesús Maya Mondragón, Médico Psiquiatra en la División de Medicina Familiar, indicó que estas acciones están encaminadas a eliminar el consumo del tabaco.
“Es una de las principales causas de enfermedad, discapacidad y muerte, y muchos fumadores desconocen las graves consecuencias que produce su uso continuo”, señaló.
Maya Mondragón refirió que en el contexto de la emergencia sanitaria por COVID-19, es de suma importancia informar que las personas fumadoras son más susceptibles y están predispuestas a contraer la enfermedad.
Esto debido a que tienen mayor cantidad de enzimas convertidoras de angiotensina, entre otras sustancias químicas, que disminuyen la capacidad pulmonar y la superficie de los pulmones es más vulnerable, lo que favorece que se adhiera más fácilmente el coronavirus, agregó el especialista.
Subrayó que si una persona contrae la enfermedad y es fumador, aumenta de 3 a 4 veces más el riesgo de morir por complicaciones cardiopulmonares, en comparación con los no fumadores. El Médico Psiquiatra y Doctor en Salud Pública del IMSS indicó que la prevención es un elemento fundamental para que el número de consumidores no siga creciendo.
Jesús Maya Mondragón subrayó que en México, la edad de inicio de consumo de tabaco es entre los 10 y 12 años de edad, el 12% comienza a esta edad por curiosidad o por imitación; y en los adolescentes el 17% consume tabaco de forma regular, lo que ha ocasionado que las enfermedades pulmonares aumenten en esta población.
Añadió que el consumo del tabaco se debe principalmente a la adicción a la nicotina y que se observa cuando pasa de ser un hábito a una necesidad o dependencia ya sea psicológica o física.
Mencionó que fumar aumenta más de 20 veces los riesgos para desarrollar enfermedades asociadas como cáncer de tráquea, bronquios y pulmón; Enfermedad Pulmonar Obstructiva Compulsiva (EPOC), infarto agudo al miocardio. Los riesgos dependen del número de cigarros fumados por día y del número de años de fumador.
Además, dijo, esta adicción afecta al sistema nervioso central y genera el Síndrome de abstinencia, ansiedad, irritabilidad, dolor de cabeza, problemas de concentración, insomnio, y embarazos de alto riesgo.
Las acciones que impulsa el IMSS para erradicar el consumo del tabaco inician en las Unidades de Medicina Familiar, donde se identifica a los derechohabientes que desean dejar de fumar, y se les plantea iniciar con el manejo de consejería médica.
El consumo de tabaco se considera una enfermedad y no un vicio, porque tiene causas predisponentes, manifestaciones que permiten el diagnóstico médico, por lo que existe tratamiento específico para su cura.
Cuando se ha tomado la determinación de dejar el cigarro los resultados se ven de manera inmediata, al siguiente día se reducen los niveles de monóxido de carbono (gas tóxico) en los pulmones, con mayor oxigenación sanguínea; dos o tres días después desaparece la nicotina del organismo. A los tres meses el funcionamiento de los pulmones mejora, desaparece la sensación de falta de aire, el cansancio y la fatiga, es decir, mejora la condición física.
Al año de no fumar disminuye en más del 50% el riesgo cardiovascular y de infarto agudo al miocardio, sin embargo, desaparece totalmente entre 5 y 15 años de permanecer sin fumar. Lo que es más tardado es la disminución del riesgo de cáncer de pulmón, ya que solo disminuye entre 40 y 50% a los 10 años de mantenerse sin fumar.