Un niño vestido con overol de mezclilla y camiseta juega a volar una enfermera con capa y mascarilla. En la papelera, destronados, un Batman comparte equilibrios con un Spiderman. Al rincón los dos. Ahora toca dar alas a los salvadores de carne y hueso.
El mural ocupa un metro cuadrado y se ve justo al salir de las Urgencias del Hospital General de Southampton, localidad costera al sur de Inglaterra duramente golpeada por la pandemia. Lo han colgado -no sabemos quién- con el permiso de la dirección del centro, y allí permanecerá hasta el otoño, momento en el que será subastado para recaudar fondos destinados al NHS (el sistema nacional de salud).
Esta vez, el artista que se oculta tras el pseudónimo de Banksy ha tenido que dar la cara, pero sus cómplices le guardan el secreto. Era la única forma de hacerles llegar su obra de arte y además una nota: “Gracias por todo lo que estáis haciendo. Espero que esto ilumine un poco este lugar, aunque sea solo en blanco y negro”.
Y no es del todo exacto el mensaje. En el dibujo sí hay un trocito de color: la cruz roja que lleva en el pecho la heroína. No solo vuela, no solo cura; además sabe sacar sonrisas, improvisar consuelos y pintar de entereza el gris oscuro.