Cuando los precios del petróleo terminaron en números negativos se rompió un hito del sector, la industria y la economía global. Ingenuamente creí que era una señal lo suficientemente fuerte como para que el gobierno federal hiciera un alto, revisara y corrigiera, ahora que todavía hay margen de maniobra. Me equivoqué, la 4T sigue caminando por un nirvana tropical que nadie más ve. ¡Eso sí, el muy tecnócrata y autónomo Banco de México fue quien esta semana sacó la cara por el país!

ECONOMÍA 

Con pocas horas de diferencia, Banxico apareció tres veces en los medios con mensajes que, además de oportunos y bien dirigidos, me parecieron impecables. Queda clara la gran ventaja que significa que el Banco sí cuente con servidores públicos que son profesionales y están especializados, lo que, en medio de los despropósitos, anacronismos, vendettas, mensajes sicilianos y sueños de opio en que se ha convertido la comunicación del gobierno federal, le permite al instituto central mantener el rumbo y, actuando en apego a su mandato constitucional de procurar la estabilidad del poder adquisitivo de nuestra moneda, adecuarse a las condiciones actuales del país, la economía global y la nacional.

Por principio de cuentas, anunció el ajuste a la baja en la tasa de interés de referencia para México, que queda en 6%, en línea con la Reserva Federal norteamericana que recortó la tasa de los Bonos del Tesoro de aquel país y que, para efectos prácticos, hoy se considera en 0%. Adicionalmente, en el que me parece un acierto mayor, Banxico presentó 10 puntos dirigidos a otorgar más liquidez al sistema financiero, flexibilizando mecanismos para operaciones en dólares, coberturas cambiarias, valores de gobierno, créditos corporativos y otros similares para liberalizar hasta 750 mil millones de pesos para financiar a las cerca de 4.1 millones de Pymes que hay en el país y que generan cerca de 80% de los puestos de trabajo.

Mucho se ha criticado el programa de apoyo del gobierno federal a la crisis porque, además de mal enfocado, es claramente insuficiente (tres millones de créditos de 25 mil pesos cuando hay 4.1 millones de Pymes y todavía faltan los micros y los informales) y ridículo respecto a los esfuerzos de otras economías (el de México equivale a 0.3% del PIB mientras que, a nivel latinoamericano, Chile le está dedicando 5% y Perú 7%; en Europa, Alemania 30%). Con estas acciones, el Banco de México está dotando de una liquidez extraordinaria que, de usarse toda, equivale a 3% del PIB. Lástima que no tiene contraparte desde la política fiscal.

Finalmente, y de ser cierto lo que trascendió en medios y portales de negocios, el gobernador del Banco de México, Alejando Díaz de León, tuvo que mostrar la frialdad, claridad y capacidad de argumentación deseables y necesarias en un banquero central, para explicarle al presidente López Obrador que no era posible adelantarle utilidades derivadas de la operación del banco. En primer lugar, porque el ejercicio 2020 aún no termina (abril es el mes cuatro de 12) y, en segundo, porque la Ley de Banco de México establece que dichas utilidades se enteran a la SHCP en abril del año siguiente (en 12 meses).

POLÍTICA

Situaciones extraordinarias, como las que se viven en México por el Covid-19 y la crisis económica que combinan el parón ocasionado por la necesaria sana distancia, con la crisis de inseguridad, la de confianza y el mal desempeño del país en crecimiento, atracción de inversiones productivas y generación de empleos formales, que venimos arrastrando desde 2019; requieren de medidas igualmente extraordinarias que les hagan frente, pero sin poner en riesgo la estabilidad o al país en el mediano y largo plazo.

Llama la atención que, en el ámbito económico, para el presidente López Obrador este 2020 no tenga nada de extraordinario y, por eso, decida no hacer caso de los especialistas y mantener la misma conducción en la política económica que ya fracasó en 2019 y que, previsiblemente, profundizará sus malos resultados en 2020.

Sin embargo, llama aún más la atención que, desde el ámbito de la política y las instituciones sí esté detectando algo muy grave, al grado de enviar una iniciativa al Congreso para modificar la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria (política como el necesario dialogo entre los tres Poderes, que fueran establecidos por Montesquieu durante la Ilustración para contar con un diseño institucional en el cual “el Poder detenga al Poder” y se evitaran regímenes unipersonales despóticos, como los de Luis XIV y Luis XVI en Francia, estableciendo así las bases de lo que hoy identificamos como “pesos y contrapesos”, la transparencia y la rendición de cuentas).

Es decir, mientras nos dice que en lo económico todo está bajo control y vamos bien, que no hay que cambiar; en lo político nos dice que es prioritario cambiar una ley cuyo ámbito es ¡el económico! Y no es un ajuste menor, porque la modificación busca sacar a la Cámara de Diputados del proceso presupuestario, para que el Ejecutivo pueda hacer y deshacer sin tener que negociar con nadie (por más que tenga mayoría en la Cámara). 

Y eso es ir en contra no de intereses económicos, sino de la república misma. Es violentar la división de poderes y la rendición de cuentas, desde sus principios más básicos (aquellos que se remontan a Montesquieu) y que son el común denominador de los regímenes presidencialistas no dictatoriales ni despóticos.

En el pasado hubo quien lo intentó, pero sus proyectos quedaron sepultados en 1945 y 1990.

OTROS PECADILLOS

¡El Covid-19 no respeta nada ni a nadie! No es que se hayan enfermado, pero tanto James Bond como Batman ya fueron víctimas del virus y ambos ven aplazado el estreno de sus respectivas películas, en el mejor de los casos, a finales de año o a 2021.

 

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de 24 HORAS PUEBLA

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