Cuando los egos de las autoridades se ponen por encima de los intereses de la ciudadanía el costo político suele ser alto. La memoria de los poblanos cobrará la factura el próximo año en las elecciones intermedias.
El tiempo es otro factor en contra. Los meses de inactividad por el peligro del coronavirus no se podrán recuperar. Los poblanos esperan apoyos que demoran por distintos factores.
La gravedad de la situación alcanzó pronto a quienes no lo asumieron desde el principio con la seriedad que amerita. El contagio es un peligro para todos.
Pobres y ricos corren el mismo riesgo si no se acatan las medidas necesarias para evitarlo. Esta y la próxima semana se reflejará el grado de responsabilidad o irresponsabilidad de los poblanos. El número de contagios será la respuesta.
El primer deceso en la capital poblana fue de un camillero del Hospital. Se contagió al atender a los pacientes enfermos en el nosocomio.
El inminente peligro pondría al enfrentamiento entre los gobiernos estatal y municipal —ambos emanados de Morena— en segundo plano.
Refleja una división total en el partido. Todo el esfuerzo por llegar al poder se puede esfumar en un tris.
Los perjudicados en el mediano plazo serán los candidatos a las presidencias municipales, diputaciones locales y federales.
La oportunidad para la oposición encabezada por el PAN, de recuperar por lo menos la capital poblana y la mayoría de las curules locales que le permitan el control en el Congreso, está más cerca de lo imaginable.
Sin esfuerzo ni trabajo alguno les facilitan las cosas. En bandeja de plata le ofrecen los manjares tan ansiados. Como calculadores fríos, se agrupan, planean y organizan.
La decepción del electorado con el partido en el poder se aceleró. El presidente AMLO ha contribuido a ello. En la misma proporción como arrastró a sus candidatos al triunfo, los lleva al precipicio.
Las elecciones del próximo año en Puebla se darán en los momentos de la caída en picada de la popularidad de Andrés Manuel López Obrador. Y fue el factor AMLO el que inclinó la balanza.
Al parecer ahora será en sentido contrario. La marca del Presidente dejó de ser garantía. El trabajo de los gobiernos municipal y estatal jugarán el papel decisivo.
REPORTE DEL INFORMANTE
Chatarras aéreas. La inactividad de casi medio año de los helicópteros del gobierno del estado y la falta de mantenimiento los condenaron a pasar parte de la chatarra poblana. La posible venta luce complicada. Los modelos atrasados impiden que surjan ofertas.
El hangar de la explanada de los estadios Cuauhtémoc y Hermanos Serdán es testigo de lo que el tiempo y el clima hace, en las naves. Se requieren 30 millones de pesos para darles mantenimiento.
A medida que pasa el tiempo, la inversión será mayor. Los pilotos, mecánicos y personal operativo también requieren sus salarios, aunque no laboren en las naves.
Los helicópteros: Augusta, Koala A-119, Augusta S-109 y Bell 407 necesitan servicio y revisión exhaustiva para volver a la actividad aérea y que surjan interesados en adquirirlos.