Pablo Salazar Vicentello, consejero de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), sentenció que la mayoría de los personajes cercanos a Yeidckol Polevnsky tendrán las puertas cerradas para obtener posiciones con la ratificación de Alfonso Ramírez Cuéllar como líder nacional y se tomará en cuenta a la base.
En entrevista, minimizó el conflicto que podría generar el grupo de militantes cercano a la secretaria General de Morena en Puebla y negó que esta situación vaya a ocasionar una fractura que debilite a esta fuerza política de cara a la elección de 2021.
Enfatizó que el primer paso será buscar la unidad entre la estructura morenista para que se concrete el proceso de renovación y es necesario llevar a cabo las asambleas, para concretar este paso antes de iniciar el proceso comicial.
En este sentido, comentó que serán máximo cuatro meses los que tardarían en realizar estas asambleas con la actualización del padrón lista, que fue uno de los motivos por los que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) anuló lo que habían avanzado.
Subrayó que en caso de haber una separación con Yeidckol Polevnsky será muestra de que realmente utilizaba el partido para intereses propios y en beneficio de quienes sean cercana a ella, por lo que calificó como inviable que esta situación se dé.
Incluso aseveró que algunos personajes afines a la ahora secretaria tienen cerradas las puertas, ya que Morena tiene como objetivo primordial darle la oportunidad a quienes desde hace años han sido afines al proyecto del partido lopezobradorista y lo han defendido.
La ratificación de Alfonso Ramírez Cuéllar por parte del TEPJF podría ser un factor de división, dado que el más cercano a Yeidckol Polevnsky es el ahora gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, quien recibió apoyo durante su campaña de 2019 y actualmente tiene el poder con el control del Congreso de Puebla.
Por otro lado, el grupo de Claudia Rivera Vivanco, Alejandro Carvajal y Rodrigo Abdala está a favor de esta decisión inapelable, pues de esta manera podrían recuperar el poder de un partido que, de acuerdo con Pablo Salazar, ya no estaba democratizado.