Investigadores estadounidenses y europeos coinciden en que una de las mejores formas de ayudar a reducir la temperatura global es la construcción de edificios de madera, en lugar de los de cemento y acero, que servirían como depósitos de dióxido de carbono (CO2).
De acuerdo con el Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, de Alemania, este hallazgo muestra que la madera reemplaza a otros materiales en la construcción urbana y podría tener el doble de beneficios para la estabilización climática.
Refiere que la utilización de la madera evita las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de la producción de cemento y acero, así como puede convertir los edificios en un sumidero (depósito) de carbono, ya que la madera utilizada en la ingeniería es capaz de almacenar grandes cantidades de CO2 del aire.
“Aunque la cantidad requerida de extracción de madera está disponible en teoría, tal mejoramiento claramente necesitaría un manejo forestal más cuidadoso y sostenible”, subrayó el equipo internacional de autores del estudio llamado Buildings can become a global CO2 sink if made out of wood instead of cement and Steel.
Indican que los bosques representan el carbono atmosférico almacenado, por lo que si la madera éstos se pudiera utilizar para construir casas y oficinas necesarias para millones de habitantes urbanos que se esperan para el año 2050, esto significa que las grandes ciudades podrían convertirse en sumideros de carbono.
Manifiestan que los nuevos pueblos y ciudades podrían ser una especie de bodegas en las que se ahorrarían hasta 700 millones de toneladas de carbono al año, que de otro modo se habrían liberado en la atmósfera como el CO2.
“Desde el comienzo de la revolución industrial, hemos estado liberando a la atmósfera todo este carbono que se había almacenado en los bosques y en el suelo”, afirmó la investigadora del citado instituto alemán, Galina Churkina.
Los científicos no son los primeros en proponer a la madera como alternativa o el bambú como reemplazo del cemento, el acero y el vidrio. Por lo que su análisis puede ser uno de los más detallados sobre cómo enfrentar el desafío de las ciudades climáticas del mañana.