Figuraciones Mías
Por: Neftalí Coria / @neftalicoria
Cuando salga esta entrega de mi columna, será ya una semana de proximidad con los días de los festejos navideños y el asueto anual acostumbrado. Mucho agradezco a mis lectores y amigos que leen con frecuencia o sin ella, lo que semana a semana escribo en estos foros de expresión. Agradezco a a quienes estuvieron conmigo en la lectura de mi novela por entregas (“No saldré vivo de París”), que para mí fue una decimonónica y hermosa experiencia y todo por imitar a mis admirados escritores del siglo XIX como Flaubert y Dickens sobre todo.
Algunos lectores, me han preguntado después de la última entrega del 9 de diciembre (“El sueño de las golondrinas”), si la historia de ese personaje del que allí se narran los primeros atisbos de su dibujo, ha de seguir. Sin duda intentaré esa experiencia que no deja de tocarme a la puerta de la novela por entregas, aunque algunos crean que está en desuso. Muchas creencias de nuestro tiempo que obedecen a modas, no me preocupan. Y lo que siempre he creído, la escritura honrada no busca vanguardismos ni presunciones. La novela no tiene límites, y si acaso los tuviera, estarían en la vida misma.
Es probable que germine esa historia que hasta hoy sigue tocándome fuerte, pero por ahora, quiero anunciar que debo tomar un descanso, en este año muy activo en mi carrera y en mi vida, que bien pueden ser lo mismo. Esta es la última entrega a mi querida columna “Figuraciones mías” de 2019. Y volveré, claro que volveré para 2020, si la vida me presta tiempo y fuego para estar en la columna como la fresca mañana. Este año –dije–, he estado muy activo en distintos proyectos que me mantienen respirando y viviendo, pese a los tiempos difíciles y muchas veces con esperanzas de que cada día sea mejor en mi vida y mi escritura. También, y como muchas veces lo hacemos, quiero darme un descanso que me permita alejarme de los personajes que se presentan en la imaginación como fantasmas encarcelados por mis obsesiones.
Los proyectos en los que me he embarcado caminan y con la presencia de quienes a ellos se acercan, han podido mantenerse y andar, o navegar ya que digo que me embarqué en ellos. Mi programa de televisión, sigue con la bandera levantada y la nueva experiencia que he tenido en “De palabra en palabra radio”, sigue siendo una vertiente sumamente enriquecedora y de la que no me quiero desprender. Por otra parte, el recital (“Dialogo saxofónico–poético”, como lo bautizó Luis Jaime Cortez) “Los versos del alacrán” que hemos montado con mi buen amigo y extraordinario saxofonista Juan Alzate, también me ha dado esperanzas en mi vida, además de darme la oportunidad de multiplicar mi amistad y relación artística con el querido Juan Alzate.
La presentación que tendremos el jueves 19 de diciembre en el Centro Cultural Clavijero, también será la última del año.
No son mis vacaciones, porque nunca he sido el vacacionista que se convierte en un turista más de la vida y los lugares para retratarlos y guardarlos en ninguna parte, pero dejaré pasar los días leyendo (eso sí no se puede suspender) y mirando como se destapan las cloacas de sexenios pasados que estaban ocultas y que las vamos escrutando en la nueva historia, como la detención de la bestia: García Luna…
“El Sueño de las golondrinas” es posible que siga y se sostenga a vuelta del año, al lado de nuevos proyectos que van caminando como el libro de las historias de mujeres prisioneras, que ya está en los borrones finales y el nuevo proyecto que hemos emprendido con mi amigo querido Manuel Guizar que me mantiene con emociones pendientes.
Volveré el día 13 de enero por estas páginas que ya suman muchos años, muchas páginas. Mientras tanto, les invito a que vean “De palabra en palabra” en televisión y radio. Allí podrán encontrarme.
Muchas gracias apreciados lectores y que sus fiestas sean felices en la embriaguez de la vida y no se confíen de la felicidad, que es breve, estruendosa y suele engañarnos, sugiero que seamos precavidos con ella. Feliz navidad y muy buen año nuevo.
¡¡Hasta la próxima!!