Por: Notimex
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La agricultura orgánica a menudo se sugiere como una solución a los efectos ambientales negativos de la actual producción de alimentos; sin embargo, podría exacerbar las emisiones de gases de efecto invernadero de ciertos productos orgánicos.
Un grupo de científicos británicos llevaron a cabo un estudio en Reino Unido para cuantificar los gases de efecto invernadero producidos por la agricultura de diferentes tipos de granos, vegetales y ganado, utilizando métodos convencionales y orgánicos.
La agricultura orgánica es una forma de cultivar alimentos que utilizan menos insumos químicos artificiales como fertilizantes sintéticos o pesticidas, lo cual significa que generalmente tiene un menor impacto ambiental.
Sin embargo, debido a que los rendimientos tienden a ser más bajos, la agricultura orgánica significa que se necesita más tierra para producir la misma cantidad de cultivos o ganado.
El profesor Laurence G. Smith de la Escuela de Agua, Energía y Medio Ambiente de la Universidad de Cranfield, y sus colegas utilizaron una técnica llamada “evaluación del ciclo de vida” para calcular los impactos ambientales asociados con todas las etapas de la vida de un producto, desde producción hasta consumo final.
El equipo investigador evaluó las emisiones producidas durante el proceso, incluidas las de los insumos y las de la producción de fertilizantes sintéticos para cultivos convencionales.
Descubrió que, durante el ciclo de vida completo, algunos cultivos orgánicos como frijol, papa, avena y cebada producen mayores emisiones por tonelada que en las granjas convencionales, mientras que otros como colza, centeno, cebada de invierno y trigo fueron más eficientes bajo producción orgánica.
En términos de ganado, los cerdos, la carne de res y las ovejas fueron más ecológicos en la producción orgánica, pero las aves no lo fueron, de acuerdo con los resultados de su investigación publicados en la revista británica Nature Communications.
En un artículo, los investigadores muestran que la agricultura orgánica contribuiría a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de los insumos agrícolas, pero al mismo tiempo podría elevarlas a través de un mayor secuestro de carbono en el suelo debido a que requiere mayor terreno para la producción de alimentos.