La Mirada Crítica
Por: Román Sánchez Zamora / @romansanchezz
Elena se despertó en la noche, sin saber porque estaba llorando…
Semanas después, en una fiesta, pusieron una canción que hacía años no había escuchado y se alegró, al final de esta comenzó a sentir un frío insospechado en los brazos…
-Me divertí mucho, muchas gracias fue una gran comida…- le dijo a su hermana y a su esposo… y se dispusieron a tomar un preparado de frutas… al sentir el sabor, una lagrima rodó por su mejilla…
-Pero ¿pero qué me pasa?- dijo y se fue al baño para enjuagarse la cara…
La duda le mataba, tanto tiempo estaba muy tranquila y ahora de pronto varias cosas le reflejaban un posible pasado, le había dicho el psicoanalista…
Tenía que hacer regresiones, y ver, quizá, la hipnosis y volver a su posible pasado…
Ella quería que todo fuera igual que siempre, pero qué pasaba en su cabeza que de pronto había regresado un mal momento, pero ¿en qué momento decidió olvidar algo que esta vez su misma cabeza le hacía recordar?
Se fue de compras, se fue de viaje, un pequeño viaje a Europa siempre calma todo… y así fue, estos malestares se fueron, esos misteriosos sentimientos se habían desvanecido, en una semanas todo estaba como siempre, las ventas, la empresa, los problemas de distribución y relativos con el personal… la rutina sería una gran compañera…
-…Sólo paso a que revisen la llanta de la camioneta, pues el sensor me dice que hay una falta de presión, paso muy rápido y llego a la comida por favor, no tardo- dijo por el celular, cuando ya se podía ver el taller- vaya no hay nadie, sin duda que será menos tiempo- se dijo en voz baja con una gran sentido de satisfacción.
Se paró, en el lugar, le gritó a Don Agripino, y no había nadie…
-Salió el señor, por un repuesto para mi coche- escuchó una voz de entre las llantas…
En ese instante…el mismo diablo había abierto su cabeza, su cerebro, su espalda al retumbar esa voz… los dolores volvieron, ni el vino, ni el agua fría en el rostro de los canales de Venecia, menos aún el frio de Suiza, sirvieron para que Elena no sintiera que las piernas se le doblarían de un momento a otro…
El hombre se levantó y se quedó helado al reconocer esa figura…
Los dos quedaron absortos…
El tiempo pasaba y no sabían que hacer…
La mirada lejana y la voz inexistente por años habían vuelto…
-Eres un tonto-
Y quedó sentada en el piso, que en ese momento estaba lleno de grasa y rayones de caucho, pero que en ese instante, servían como único sostén para un alma muerta…
-Te esperamos, y te esperamos… dijiste que llegarías ese 19 de agosto… y nunca llegaste… mi papá no dijo cosa alguna, sólo ordenó que se quitara la mesa, que se guardara la vajilla, la comida se mandó a tirar y al día siguiente muy temprano partimos al rancho, dos días después salimos del país…- dijo Elena jugando con sus manos y tocando un anillo de su dedo.
-Me compre este anillo, el anillo que me prometiste, costaba lo mismo que un coche dijiste cuando lo vimos, unos meses después me lo compré pues me había gustado, no fue el proceso que yo hubiera querido pero… al final yo lo deseaba para mí…-
-Creo me dio miedo el compromiso… esa noche ya estaba yo fuera del país, no pude decirte que esperáramos un poco, pero te urgía que nos casáramos y no me sentía seguro… ante la presión decidí irme… y al regresar cambiar mi vida…- dijo Hugo y suspiró…
-¿Quién diría que te encontraría en lugar como este?-
-Te busqué al regresar, dos veces te vi a lo lejos y no quise interrumpir tu vida, por algo no asististe ese 19 a casa- Elena se puso de pie… y se dirigió a su auto…
-Señora, ya llegué… y su llanta esta baja, la reviso en dos minutos para que se vaya, es que el señor me encargó su auto que esta dos calles y hasta allá tuvimos que llevar todo para cambiar la llanta pero ya quedó…- Don Agripino, y su ayudante tomaron la herramienta y se pusieron a trabajar…
-¿Y si pudiéramos volver el tiempo?-
-Creo, que si eso fuera, abrazaría a mi padre y le diría que tenía razón que eras un inmaduro, que el dinero y la estabilidad no lo son todo, ahora ¿Cómo poder abrazar bien fuerte a mi viejo lindo?…- se limpió las lágrimas…
Hay dolores y tiempos que marcan la vida del ser humano…
Momentos y decisiones que se traducen en un sí o un no y eso cambia toda la serie de posibilidades…
Amores, trabajos, momentos… que al paso del tiempo, no pueden volver, llega el momento que se genera una vorágine de hechos que atrapan al protagonistas y los pone un punto de no retorno…
¿Pero quién tiene la verdad del futuro?
Sería muy simple hacer futuros posibles y entonces armar algoritmos que nos permitan llegar a ese punto de la felicidad, pero la felicidad se construye todos los días, no es una posibilidad que al volverse realidad ya no se vive, pues los sacrificios fueron tantos que ya hasta el triunfo duele…
-Y ahora que encontraste el triunfo… ¿eres feliz?-
Hugo, tomó su cartera de diseñador, le pagó a Don Agripino…
Tomó sus gafas… la miró a los ojos…
-No, no lo soy…-
-Todo mundo busca la felicidad en el dinero y a mí nunca me faltó, mi papá siempre muy trabajador nos sacó adelante y no supe qué era el hambre… conocí el verdadero infierno cuando te fuiste, algo que no se compra con dinero, ni con títulos, ni con diplomas… con nada-.
-Está listo señora-
Tomó un billete y le pagó…
-Nunca te quiero volver a ver…- le dijo a Hugo al mismo tiempo que ponía su dedo índice en su pecho…
….
…
Después de la comida…
En la sobremesa… tomó una copa… le puso tequila… la miró… la vieron con interés sus amigos…
-Hoy, se fue para siempre mi pasado… ese que me dolió mucho- seguía mirando esa copa… esas perlas… sin mirar a alguien fijamente…
-Descubrí… que en el laberinto de los espejos… la vanidad mata… la vanidad pierde…hasta que te das cuenta que estás solo y perdido en los intereses del exterior y lo que cuenta… es vivir-…. y bebió todo el brebaje destilado…
Epilogo…
-Joven… ya no tome tanto-
-Don Agripino… hoy me doy cuenta que ella era todo para mí y hasta hoy, que la vi, lo supe- lloraba desconsolado…
-Ya le llamé a su chófer que venga por usted… y viene con un ayudante para llevar su coche…
-Amigos como usted, los necesitaba en mi juventud y sólo obtuve el sueño frustrado de los padres de ellos transfieren a sus hijos… y yo la quería en mi vida para siempre… ¿Por qué se fue Elena?… ¿Por qué? Me quiero morir….- gritaba Hugo… en esa madrugada…
….
…
Elena, se acostó en su cama… y durmió como no lo había hecho en meses…