Las Serpientes
Por: Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo
El debate realizado el domingo en las instalaciones del Complejo Cultural Universitario de la BUAP sin duda selló el destino de la elección del 2 de junio con un Luis Miguel Barbosa casi como gobernador del estado y el resto de sus contendientes, como en toda la campaña, peleando sólo por ver quién queda en segundo lugar.
El debate no sirvió absolutamente para nada, ni siquiera moverá de manera significativa lo que desde la semana pasada se veía como una tendencia, el triunfo por más de 20 puntos por parte de Luis Miguel Barbosa, quien podría incluso ampliar la brecha a más de 30 de ventaja en las urnas.
Lo que se vio en el debate fue un intercambio de descalificaciones en una estrategia desesperada por parte de un Enrique Cárdenas Sánchez, quien de plano lució en plan de kamikaze, tratando de arrebatarle unos puntos a Barbosa.
El tema es que durante toda la campaña Cárdenas no construyó esta temática, se mantuvo tibio, hasta medroso y ahora que trató de echar mano de esta estrategia, pareció más bien estar desesperado, hasta cuando lanzó el reto a Barbosa de intercambiar sus bienes, como cuando lo desafió a dejar la candidatura.
El formato en sí resultó muy novedoso y ágil, con una buena actuación de las moderadoras a secas, sin nada más que agregar en cuanto a su trabajo.
Barbosa lució tranquilo, mostró la tablas que ya tiene en el mundo de la política y soportó los embates en su contra repartiendo también lo suyo a cada uno de sus adversarios, en este caso principalmente a Enrique Cárdenas, a quien apodó la “fichita”.
El candidato por Morena ni siquiera tuvo que pisar el “acelerador”, ya que todo lo que se le imputó durante este debate fueron temas viejos, a los cuales ya les había dado respuesta el año pasado; no hubo mayores sorpresas y creo que ahí el ex rector Cárdenas dejó pasar una gran oportunidad, la última que tenía.
Si el debate hubiera sido una pelea de box, lo que se observó el día de ayer fue una estrategia de un Enrique Cárdenas a la desesperada, lanzando golpes a diestra y siniestra buscando el nocaut, mientras que Luis Miguel Barbosa, al estilo de Floyd Mayweather, esquivaba los obuses, pero cuando se paraba, conectaba a su rival y lo obligaba a refugiarse contra las cuerdas, pero sin buscar noquear al adversario, sólo administrando el esfuerzo. El candidato de Morena también dio muestras de tener la quijada bastante fuerte.
Alberto Jiménez Merino, como en toda la campaña, sólo de relleno, trató de hacer su mejor esfuerzo y sorpresivamente buscó aliarse con el panista, Enrique Cárdenas para tratar de lastimar a Barbosa, quien también se dio tiempo para atender al priista y darle una buena dosis de trinitrotolueno.
Las ideas, hay que decirlo, fueron pocas, pero algunas de ellas muy interesantes, como las lanzadas por el candidato puntero, Luis Miguel Barbosa, quien aseguró que en 100 días reestructurará a las fuerzas policiacas de la entidad y las depurará.
Otra fue sobre el destino que tendrá lo que hasta hoy se conoce como Casa Puebla y que se convertirá en la sede del Instituto Multicultural del Estado de Puebla, encaminado a la atención de las comunidades indígenas y a las poblaciones originarias.
Una más tiene que ver con la creación de las 21 microrregiones en las cuales se dividirá el estado, con la finalidad de detonar el potencial de cada una de ellas.
Creo que aunque el ex rector de la Udlap, Enrique Cárdenas, lució más agresivo y echado para adelante, no pudo posicionar su propuesta de que Barbosa no está capacitado para gobernar, aunque también hay que reconocer que al menos esta vez intentó algo diferente, algo que hubiera sido necesario que hiciera durante toda la campaña.
Todo parece indicar que su epitafio lo firmó el propio Cárdenas, quien en pleno debate alcanzó a balbucear “ya no me dio tiempo” y efectivamente, ya no le dio tiempo.
Quedan ya sólo 10 días de campaña por delante y el destino parece estar sellado, la última actuación de Enrique Cárdenas Sánchez podría haber sido heroica, pero más bien resultó trágica como la propia campaña en sí, donde nunca terminó por embonar con los partidos que abanderaron su postulación.
Una última cuestión le pone punto final a la columna de este día: ¿En calidad de qué acudió al debate el secretario General de Gobierno, Fernando Manzanilla Prieto? La sabiduría popular reza, “no hagas cosas buenas que parezcan malas”.