Disiento
Por Pedro Gutiérrez / @pedropanista
Ha transcurrido prácticamente un mes de campañas electorales para renovar la gubernatura de Puebla y las tendencias parecen inamovibles. Muy a nuestro pesar, los panistas estamos observando cómo el candidato Enrique Cárdenas no sólo no repunta, sino que parece ir en franca picada el entrar a los últimos 30 días de proselitismo.
El declive de Cárdenas se explica fácilmente a la luz de algunos argumentos concretos que a continuación detallo:
1) Enrique Cárdenas es producto de un dedazo.- En efecto, al académico —como a él le gusta que le llamen— lo designaron arbitrariamente desde el CEN de PAN. No hubo un procedimiento democrático que avalara la candidatura, sino un proceso lleno de irregularidades que terminó con una amonestación pública que formuló el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación al CEN del PAN. Los panistas, los que llevamos más de dos décadas participando en las filas del partido, solíamos presumir la profunda vocación democrática de Acción Nacional, sus asambleas y convenciones internas y, cuando había necesidad de designar candidaturas, se legitimaba el procedimiento (por ejemplo, cuando Moreno Valle fue candidato al Senado en 2006). Ahora no sucede nada de eso, y la militancia está en un segundo plano, por debajo de las decisiones absurdas y antidemocráticas del jefe nacional.
2) Cárdenas no es panista.- Si la falta de respeto a las formas estatutarias explicada en el primer argumento es preocupante, imaginen ustedes el fondo del asunto, que estriba en el franco repudio que manifestó Enrique Cárdenas por años a la ideología y forma de gobernar de Acción Nacional. Efectivamente, el hoy candidato fustigó por años las decisiones y políticas públicas de los dos últimos gobiernos blanquiazules en la entidad y, en temas más ideológicos como el aborto, se manifestó a favor de éste, contraviniendo así uno de los postulados más diáfanos de los principios de doctrina del PAN: el respeto a la vida desde la misma concepción. Para aclarar este punto: el PAN nunca se ha opuesto ni debe oponerse a la postulación de candidatos ciudadanos que no sean panistas, pero si se propone a un candidato externo, éste debe comulgar con los mínimos de la doctrina panista, situación que no acaece con el ex rector.
3) Cárdenas no tiene equipo.- Tal como se observa, el hoy candidato por el PAN carece ya no digamos de una estructura político-electoral propia que le permita intentar competir en una empresa tan grande como lo es ganar la gubernatura del estado, sino de un equipo nuclear que esté preparado y sepa ganar elecciones. Sabemos por diversas fuentes periodísticas que el war room de Cárdenas se integra por el inefable Gabriel Hinojosa, su esposa María González de Cossío, el limitadísimo Jorge Machuca y la nulidad personificada en Ángeles Navarro. Ellos y sólo ellos son el equipo del candidato, quienes difícilmente se dejan asesorar por los dirigentes panistas que, al menos, tiene varias batallas a cuestas, léase Paco Fraile y compañía. El resultado: imposible ganar sin contar con un equipo capaz y avezado.
4) El candidato no hace campaña.- Y, por si fuera poco, sucede que el candidato por el PAN a la gubernatura del estado simple y llanamente no hace campaña, o cree que la hace pero con resultados paupérrimos. En efecto, con el pretexto de no convocar a grandes multitudes para no derrochar recursos —Cárdenas dixit—, la campaña del candidato se reduce a darle la mano a automovilistas en los cruceros, reunir a unas cuantas decenas de personas bajo el esquema de auditorio controlado y hablar frente a las estructuras de los comités municipales del PAN en el estado. Y, por si fuera poco, casi todo se realiza en la capital, siendo nulas prácticamente las actividades en el interior del estado. Al final, la campaña parece tener el objetivo de ganar una regiduría, quizá una diputación local, pero jamás una gubernatura.
5) El oscuro grupo atrás del candidato.- Y ya para concluir, resulta que al acecho del PAN una vez que sea derrotado estrepitosamente el próximo 2 de junio está El Yunque, es decir, ese grupo profundamente antidemocrático, dogmático, confesional y perverso que ha tenido secuestrado al partido por años y que sólo perdió el control del mismo en la era morenovallista. Personajes siniestros como Eduardo Rivera, Juan Carlos Mondragón y otros están esperando la muerte política de Cárdenas para asaltar el poder en el Comité Estatal.
Por estos argumentos es que la candidatura de Cárdenas va directo al cadalso. Marko Cortés, quien es el principal responsable de la imposición del abanderado, ha cumplido su objetivo: designó a un perdedor y lo dejó solo, absolutamente solo. Al final, el objetivo del limitado jefe nacional era controlar al partido en detrimento del extinto morenovallismo pero no retener la gubernatura. Perder el poder, pero ganando el partido.