Al terminar su preparatoria, el jugador de los Ángeles de Puebla recibió una beca para estudiar en la Universidad de Nevada. Sin embargo, su talento le abrió las puertas de la liga profesional más grande del mundo: la NBA.
Por: Diego Diego
Los sueños son metas u objetivos planeados a largo plazo “difíciles de alcanzar” que la mayoría de la gente quisiera lograr en corto tiempo, pero ¿qué estamos dispuestos a arriesgar para conseguirlos? Si no se consuman, ¿cuál será el siguiente paso?
En entrevista para 24 Horas Puebla, Carlos Yao López, jugador de Los Ángeles de Puebla, platicó sobre los retos que superó para consolidarse como profesional: desde migrar a los 13 años de edad a Estados Unidos, ser nominado para el draft de la NBA, hasta ser considerado la revelación del baloncesto en su natal Puerto Rico.
Carlos Ricardo López Sosa –nombre completo– nació en junio de 1990 en la costa de Mayagüez. Ante la ausencia de una figura paterna, creció con la responsabilidad de ser un ejemplo para sus dos hermanos menores y ayudar a su madre en las labores del hogar.
Antes de descubrir que el básquetbol era su verdadera pasión, jugó beisbol, incluso fue seleccionado nacional a los 9 años. Yao –apodo que recibió por su similitud en estatura con la estrella china Yao Ming– siempre practicó el deporte como una forma de diversión, le tomó bastante tiempo darse cuenta que su talento podría convertirlo en una profesión.
“Tomar el baloncesto en serio. Verlo como una forma de generar dinero, ser un profesional del baloncesto, fue difícil. Me costó bastante, hasta mis 17-18 años; verlo como algo que podía sacarle provecho y dejar a mi familia”, compartió.
UN NUEVO PAÍS Y LA NBA
El camino del puertorriqueño tomó un giro de 360 grados durante la adolescencia al salir de casa. Un día, su abuela lo sentó en una silla y le preguntó: “¿Qué es lo que esperas de la vida?”, en ese momento decidió emigrar a Estados Unidos en busca del “sueño americano”.
“No estaba tomando la vida en serio, sentía que daba un mal ejemplo a mis hermanos. Hablé con mi abuela, tomé la decisión de irme y probar suerte (…) No iba por el paso adecuado, no estaba viviendo la vida que se supone uno vive a esa edad, el plan era buscar la oportunidad de conseguir una beca para jugar”, recordó.
Con maletas en mano, a los 13 años salió de su hogar hacia la unión americana junto a un amigo, compartiendo piso con ocho personas de distintas nacionalidades. Los primeros tres meses fueron críticos, al punto de querer volver a Mayagüez.
El principal factor que complicó su estancia en el norte del continente fue el idioma. La comunicación en la escuela era limitada, aunque nunca fue impedimento para la práctica del baloncesto; eso lo mantuvo aferrado a seguir luchando por su sueño.
“Desde que llegué ahí el talento estaba, lo complicado eran las cosas fuera del baloncesto. El lenguaje del básquetbol es muy sencillo, en cualquier otro país es lo mismo, nada cambia. (…) Enseñarse ante la vida, eso fue lo más difícil. Adaptarse a la parte fuera del baloncesto fue lo más complicado”, explicó el deportista.
Al terminar su preparatoria, Carlos recibió una beca para estudiar en la Universidad de Nevada, ahí se graduó como licenciado en Turismo a la par de seguir jugando baloncesto. Su talento le abrió las puertas de la liga profesional más grande del mundo: la NBA.
En 2014, Yao estuvo dentro del draft. La semana de transferencias fue frustrante para el puertorriqueño, pues sentía que otros recibían una mejor atención, la oportunidad no se concretó y decidió regresar de vuelta a la Isla del encanto.
“No se dio la oportunidad, me fui al draft del BSN (Baloncesto Superior Nacional), la Liga de Puerto Rico, fui primera selección con Atléticos de San Germán, fue algo muy importante. A pesar de que no fue escogido en el draft de la NBA tuve la oportunidad de jugar en mi país, después de varios años de estar en Filadelfia con los Delaware 76ers, pienso que donde podía llegar, llegué”, comentó Yao López.
REGRESO A CASA
Su familia estuvo feliz por su regreso, las puertas de la Liga de básquetbol en Puerto Rico abrieron una nueva etapa en su carrera fichando para el Atléticos. Los primeros 20 partidos de la temporada no vio actividad, sin embargo, el trabajo diario le aseguró un espacio en la quinteta para la segunda mitad del torneo.
“Fue como empezar de cero”, dijo López Sosa; en el resto de la campaña promedió 18 puntos y 12 rebotes por juego, sus números le otorgaron el reconocimiento como Novato del año, además de ser convocado para la Selección Nacional de su país.
“Representar los colores de Puerto Rico es una cosa increíble. Cuando uno se pone la camiseta de Puerto Rico, personalmente sentí alegría, orgullo, sentido de proteger la isla en una batalla, vas contra otros países y Puerto Rico es tan pequeño (…) poder competir, estar entre los mejor 15 del mundo es una bendición”, destacó.
Después de su debut como seleccionado, Yao arribó a la Liga Nacional de Baloncesto Profesional (LNBP) en México, para vestir la camiseta de las Panteras de Aguascalientes, donde promedió 17 unidades y ocho rebotes por encuentro; su calidad era indiscutible.
Tras la experiencia en el país, se le presentaron oportunidades de competir en Venezuela y Chile, su agente lo ha “acomodado” en torneos latinoamericanos, con el objetivo de no perder ritmo mientras los demás campeonatos tomaban una pausa en sus calendarios.
EN LA CIUDAD DE LOS ÁNGELES
El momento que ahora vive en Ángeles es “incomparable”, afirmó Carlos López. La afición le ha dado un gran sentido de pertenencia, de tal manera que si en este momento si le presentan una renovación de contrato lo firmaría sin pensar.
“Me encanta estar en otros países, trabajar en mi cuerpo, tener experiencias nuevas (…) No estaba en los planes originales del coach, pero cuando salió la opción de estar aquí no tomé ni un minuto para decirle ‘sí’. No fue una decisión difícil, quería jugar, me gustaba el reto y pienso que he ayudado al coach (Pedro Carrillo) a lograr los objetivos”, dejó en claro.
El futuro no es un tema en el que el boricua piense tras terminar una temporada. Consideró estar abierto para “lo que sea” y con ganas de seguir mejorando en cualquier plaza donde esté. Seguir formando parte de la quinteta angelina es un hecho para el próximo campeonato; mientras que en su vida se define como una persona sencilla enamorado de sus dos perros y su familia.