Las personas que presencian eventos traumáticos pueden estar expuestas a padecer una condición mental llamada Trastorno de Estrés Postraumático o TEPT que afecta sus actividades diarias y la forma en que se relacionan con su entorno.
Si bien la mayoría de las personas que viven un evento de este tipo no presentan TEPT y se recuperan del trauma con el paso del tiempo, existen factores que podrían desencadenar episodios que persisten en el tiempo.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los hechos con mayor tasa de TEPT son los conflictos violentos o guerras que aumentan la tasa de TEPT en un 15.3%; así como, los ataques de violencia sexual con tasas también muy elevadas.
Otras situaciones relevantes podrían ser los accidentes o los desastres naturales y son las mujeres las más propensas a desarrollar esta condición.
Los síntomas del TEPT
Para poder diagnosticar el estrés postraumático, de acuerdo con la OMS, el paciente “debe tener evocaciones recurrentes del suceso o sucesos traumáticos que le hace sentir como si el suceso se estuviera repitiendo”, esas sensaciones interfieren con las actividades diarias y la interacción social del individuo.
Los episodios pueden presentarse en forma de imágenes, sonidos, olores y otras sensaciones que causan miedo o pavor y ocurren en recuerdos intrusivos, pesadillas y en casos más graves, la persona puede creer que se encuentra de nueva cuenta en la escena causante de trauma y comportarse como si estuviera físicamente ahí.
Tratamiento
Los pacientes con Trastorno de Estrés Postraumático evitan situaciones que les evoquen el recuerdo de aquello que les generó el trauma y generalmente se niegan a hablar al respecto por terceras personas; sin embargo, esto puede a la larga empeorar los episodios.
De manera integral, existen intervenciones psicológicas que pueden ayudar a los pacientes a ver su trastorno de manera diferente para autogestionar los episodios de hiperactivación.
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Las más utilizadas son la psicoterapia cognitivo-conductual centrada en traumas y en la desensibilización, el reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR) y la terapia de exposición en ambientes controlados.
El autocuidado también es parte importante del tratamiento, por lo que la OMS recomienda a los pacientes integrar a su día a día rutinas específicas y apegarse a ellas:
- Conversar con personas de confianza cuando se sienta preparado.
- Realizar ejercicio ligero.
- Evitar o reducir el consumo de alcohol y drogas ilícitas.
- Tener hábitos de sueño saludable.
- Obtener herramientas de manejo del estrés.