“Nadie conoce realmente una nación hasta que ha entrado en sus prisiones”.
Nelson Mandela (1994)
¿Qué pasaría si un día estuvieras en cárcel? ¿Tus amigos, tu familia y la sociedad te seguirían viendo igual al recobrar tu libertad?
¿Realmente la cárcel tiene los programas adecuados para reinsertar a la sociedad a quienes por alguna situación se encuentran ahí?
¿Por qué reinciden en cometer delitos si ya han estado en la cárcel?
La respuesta es dura; nadie te verá igual y eso conllevará, por lo tanto, a la falta de oportunidades y que no exista otra alternativa más que reincidir, al no encontrar un modus vivendi.
Platiqué con Itari Marta Mena Abraham, directora de la compañía de teatro penitenciario (CTP), uno de los proyectos de Impacto Social del Foro Shakespeare que inició en el 2009 en la Penitenciaría de Santa Martha Acatitla y que seguramente no veremos en los titulares de noticieros, ni mucho menos de campañas publicitarias, pero que merece ser anunciado con bombo y platillo.
Desde 2009, esta compañía se presenta dentro y fuera del penal. Ha trabajado para convertirse en un proyecto artístico, pedagógico, laboral y de reinserción social. Este año cumple 15 años y lo celebra con funciones en su casa, El 77 Centro Cultural Autogestivo, y en Santa Martha Acatitla.
La dirección de esta Compañía de Teatro Penitenciario es de Itari Marta.
También han tenido grandes personalidades invitadas del teatro, como Conchi León, Artús Chávez, César Enríquez, por mencionar algunos.
En este tiempo, me contaba Itari, el repertorio suma seis obras dentro de Santa Martha Acatitla: Cabaret Pánico, una adaptación de textos de Alejandro Jodorowski; Ricardo III Versión 0.3, una adaptación de William Shakespeare; El Mago Dioz, una adaptación de Lyman Frank Baum; Xolomeo y Pitbulieta, MCBTH. Ruega por nosotrxs, todas bajo la dirección de Itari Marta, y Esperando a Godot bajo la dirección de Camila Brett y Jerónimo Best.
Además, han tenido dos giras inter-reclusorios. Esto quiere decir que los trabajos actorales se presentan ante público interno y externo en el teatro Juan Pablo de Tavira, dentro de las instalaciones de la penitenciaría.
Con ello buscan generar un impacto social en el espectador, al ser un espejo sobre la realidad, y modificar prejuicios sociales excluyentes. Con la recuperación de la libertad de algunos integrantes se conformó la Compañía de Teatro Penitenciario externa, en donde trabajan como actores, gestores culturales y formadores replicando el modelo con otras poblaciones.
Estas puestas han sido con los integrantes que salieron de prisión: Las 80 mejores amigas, dirigida por Juan Carlos Cuéllar; La mordida, dirigida por Artús Chávez; La espera, por Conchi León; Las hijas del Aztlán, por César Enríquez; Gretel y Hansel 2.2, así como Medea Material, bajo la dirección de Itari Marta.
Durante los siete años de existencia de la Compañía de Teatro Penitenciaria se ha consolidado un modelo de gestión en el que el Foro Shakespeare A.C. facilita la formación profesional, la dirección de la producción de los montajes, la difusión, oferta, venta y logística para el ingreso de público externo.
Además, se encarga de la gestión institucional, la firma de convenio con la Subsecretaría de Sistema Penitenciario para la validación y el reconocimiento del proyecto como actividad laboral, educativa y cultural, incluyendo los permisos necesarios para el ingreso del público general y la organización de las giras inter-reclusorios.
En estos 15 años han generado un impacto social importante dentro y fuera del penal, 12 obras de teatro producidas, más de 800 representaciones, una gira por Argentina con la obra La espera en el FITLA.
Dos presentaciones en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris: Ricardo III en la Muestra Nacional de Teatro y MCBTH, 24 empleos al interior de la Penitenciaría de Santa Martha Acatitla, más de 2 mil espectadores, 50 fuentes de empleo indirectos generados, 10 empleos generados con las personas en libertad y un Centro Cultural Autogestivo.
Si en 15 años se ha generado esto, imaginemos que este programa se implementara en todos los penales del país.
Un éxito probado es el de Fidel Gómez Pérez, El Mandi, quien, tras 27 años en prisión, es un ejemplo de reinserción social. Hace teatro, lee y orienta a los jóvenes.
Este hombre formó parte de la banda de “Los Panchitos”, dedicada al robo a transeúntes. A sus 26 años fue condenado a 40 años de prisión por el delito de homicidio. Incluso hay una película sobre esta banda.
Él formó parte de la compañía y poco a poco fue cambiando. Obtuvo su libertad.
El juez durante su audiencia observaba su expediente, el cual estaba lleno de cosas malas y a partir de haber entrado a la compañía su historial cambió de forma positiva hasta llegar a CERO, siendo el teatro una herramienta para abandonar sus actitudes negativas.
De las personas que han pasado por el teatro penitenciario sólo 1% ha reincidido.
No somos nadie para juzgar a otros, pero particularmente creo que todos merecemos una segunda oportunidad.
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