Si hay una sala de cine interesante, no solo por su la belleza de su edificio, sino por su personalidad es el Cine Colonial, el último de los grandes cines del pasado que sobrevive exhibiendo películas XXX.
Se podría decir que es el más poblano de los cines, ya que su gran sala de exhibición recuerda las primeras películas proyectadas en plazas públicas y en los patios de casonas tradicionales.
Esto, debido a que la arquitectura de su taquilla y sala cinematográfica evoca las paredes de las viejas casas del Centro Histórico, por sus ornatos de talavera y relieves de yeso.
Las primeras exhibiciones en la ciudad se realizaron en parques y patios, ya que, en 1898 Joaquín M. Prado solicitó al Ayuntamiento permiso para instalar una carpa en el Barrio de San Francisco, en donde se mostraban las primeras películas con un proyector traído desde Francia.
Se instalaron en puntos como las plazuelas de San Luis, de San José y la de San Francisco, donde los poblanos pagaban hasta 50 centavos por maravillarse con el artilugio tecnológico.
EXPERIENCIA ACTUAL
Por 40 pesos se puede acceder a alguna de las producciones de dicho género, y a pesar del cambio en la programación y clasificación durante los años 80, permanecen los ornatos de talavera, los repujados de yeso y los candelabros rústicos, pero mezclados con un ambiente diferente. Incluso en la zona VIP del cine, por un precio especial, se puede entrar con pareja.
ESPLENDOR
“El pago de derechos a los grandes estudios norteamericanos para poder proyectar sus películas en los 80 fue la causa de que El Colonial comenzara a dedicar sus protecciones, primero a la comedia picaresca de ficheras y al llamado soft porn europeo, para paulatinamente ir subiendo el termómetro hasta la pornografía explícita”, narró David Ramírez Huitrón, quien coordina la cuenta de Facebook llamada Puebla Antigua, además de amante de la ciudad, su historia, y sus inmuebles.
Detalló que El Colonial fue construido a lado de la terminal del Ferrocarril Interoceánico, en una maderería propiedad de los hermanos Arellano, en 1941, bajo el nombre de Cine Teatro Colonial.
Abundó que Favor, uno de los hermanos, fue quien decidió transformar la vieja maderería y mueblería en una sala de cine: “Es uno de los cines que en su momento fue parteaguas por su belleza y el estilo que le daría a la experiencia del cine”.
Dijo que otro de sus atractivos es que fue el primero en ofrecer clima artificial, los cuales fueron comprados a los hermanos Suárez, de la Ciudad de México, quienes también lo instalaron. Narró que el diseño se destaca por tener “ese estilo neocolonial que luego se volvió tendencia, es decir, se construyó en una época muy temprana para dicho estilo”.
Una vez inaugurado, la primera plata sobre gelatina proyectada fue El Puente de los Sueños, el domingo 3 de agosto de 1941.
EL LADO OSCURO
Durante sus primeras décadas, ofreció una programación familiar, desde piezas del cine de oro mexicano, hasta las grandes películas norteamericanas, como los 10 Mandamientos y hasta El Planeta de los Simios, de mediados de los 70.
Sin embargo, con el paso de los años, los hermanos Arellano se vieron obligados a vender el cine a COTSA (Compañía Operadora de Cines y Teatros S.A.), manejada por Gabriel Alarcón y William O. Jenkins. Una vez operando, va a seguir el mismo destino que muchas salas cuando empieza la decadencia.