Las autodefensas y la labor de activistas en Guerrero y otros estados del país no se frenará a pesar del asesinato del líder social, Bruno Plácido Valerio, el atentado contra el padre José Filiberto Velázquez, y el crimen de Artemio López, en Chiapas -regitrados en menos de una semana- porque la misión es visibilizar cómo las poblaciones son azotadas por la violencia, a pesar de que se han convertido en blanco de la delincuencia, coincidieron expertos en seguridad y derechos humanos.

El catedrático de la Facultad de Estudios Superiores de Aragón, David García Contreras, afirmó, que los defensores en México se exponen mucho para visibilizar injusticias, discriminación, violencia y desapariciones que viven las comunidades apartadas.

Esas condiciones generan que busquen opciones para solucionar su realidad, ya sea mediante el activismo o con las armas -en el caso de las autodefensas- las cuales sufrieron un duro golpe con el asesinato de Plácido Valerio, líder y cofundador de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG).

Sobre este último, el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, de quien fue asesor, lo describe como un luchador social que a los cuatro años quedó huérfano por el asesinato de su padre y tuvo que huir con su mamá, a quien también acribillaron más tarde.

Además, por diversas pugnas de poder y su estado de salud tuvo que abandonar la UPOEG, pero continuó la lucha desde la trinchera del activismo.

El profesor de la UNAM detalló que las autodefensas han sido algunas de las medidas que se han tomado en sitios donde pareciera que la ley no llega o donde las autoridades federales o estatales muestran que tienen la misma capacidad de fuego.

Sin embargo, aseveró, las autodefensas son para visibilizar los problemas, por lo que activistas como Bruno Abel o el padre Fili están dispuestos a arriesgar su propia vida para apoyarlos y su mayor satisfacción es el bienestar que les produce recibir ese “salario emocional”.

A las autodefensas lo que más les preocupa es la violencia creciente de la delincuencia organizada que se ha enquistado en algunas comunidades, donde hay varios casos de personas desaparecidas y asesinadas, detalla el centro Tlachinollan.

El sacerdote aseguró que tras su atentado, tiene miedo, pero que continuaría con su labor de defensa porque no lo doblarán.

Destacó que muchos compañeros han dejado la lucha por temor, que no los critica, pero afortunadamente Guerrero continúa siendo un semillero de luchadores sociales.

ACTIVISTAS CAÍDOS
Por ejemplo, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, informó que en 2022 hubo 24 activistas asesinados y que en el primer semestre de 2023 sumaban 13, entre ellos defensores del territorio, indígenas y buscadores.

De esas cifras, Guerrero encabeza la lista de casos, seguido de Chihuahua y Oaxaca.

Los reacomodos del crimen organizado y las disputas por la plaza han generado violencia entre las comunidades y en particular, en regiones como las de la Montaña.

Los ataques contra Bruno Plácido y el padre Filiberto son parte del clima que se vive en la entidad.

OTRO CRIMEN, PERO EN CHIAPAS

Apenas este sábado otro activista y líder de la Marcha por la Paz en Chiapas, Artemio López Aguilar, fue asesinado por desconocidos que ingresaron a su hogar, amenazaron a su esposa e hijos y lo acribillaron frente a ellos.

Por este crimen, la Fiscalía de Chiapas abrió una carpeta de investigación.

López Aguilar, militante de Morena e integrante de la sección 40 de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE) fue uno de los dirigentes de la marcha por la paz, efectuada el pasado 12 de octubre en Chicomuselo.

Datos

CLIMA VULNERABLE

4 asesinatos

de activistas a manos del crimen organizado

12 detenidos

por su oposición a proyectos o realizar denuncias.

Fuente: Asociación Aluna, acompañamiento psicosocial.

LEG