24 Horas Puebla

Alejandro Armenta dejó la chaqueta del marinismo, pero el marinismo nunca lo dejó. Es como aquella gran frase de Michael Douglas en la película Wall Sreet: “Aunque pienses que terminaste con tu pasado, el pasado no ha terminado contigo”.

Su principal problema es su comunicación.

Los estrategas que lo asesoraron a él y a José Luis García Parra “El Choco” les fallaron, los defraudaron. Aunque no lo querrán reconocer, pero fue un duro golpe en el interior de su campaña.

Duele más el cuero que la camisa.

Primero, le dijeron que ofreciera disculpas y admitiera un error: sólo que no midieron que fue un error entre 3 millones 100 mil hasta 4.5 millones, dependiendo el Audi R8. Y que el coche fue adquirido a través de un crédito.

Segundo: contrata granjas de bots que salgan a aplaudirte. Esas sí aplaudieron, pero ya nadie cree en esa estrategia, funcionó al inicio del morenovallismo y muy al principio con los peñabots.

Como tampoco la disculpa y hasta algunos de sus aliados salieron a criticarlo buscó una tercera opción sugerida por sus asesores: ir a una agencia de autos, decir que devolvería el coche. Nadie le creyó, sólo sus granjas de bots.

Final de la estrategia: presenta su renuncia en público. Lo hicieron pedazos en redes sociales.

El daño ya estaba hecho.

La renuncia llegó muy tarde y con calzador. “El Choco” y Armenta fueron víctimas de sus propios estrategas que les dijeron lo que no se debería hacer, pensaron que los lectores eran niños de tres años y que no tenían acceso al internet y a investigar, cuánto cuesta un carro, cuánto hay ganar de sueldo para adquirir un crédito, se puede o no regresar, y qué son las granjas de bots.

La maldición de César Yáñez se apoderó de la sucesión poblana: aquella boda fifí que fue publicada en la Revista Hola, la cual provocó la congeladora al hombre de más confianza de López Obrador y que fortaleció a Jesús Ramírez Cuevas en Palacio Nacional.

El punto más crítico fue cuando al autor de la cuenta de Tonny Soprano, en redes sociales, le inventaron un video en el que aparece una fotografía de él con sus hijas a fin de atemorizarlo. Por supuesto, el video es anónimo, como los viejos libelos que se armaron en el marinismo contra aquellos que se atrevían a cuestionarlo.

El problema de Armenta es su comunicación. Algo ha hecho bien porque es uno de los punteros en las encuestas, algunos dicen que es el favorito, otros dicen que está empatado con su primo Ignacio Mier.

José Luis García Parra era el operador más leal de Armenta, por eso, aunque haya renunciado al senado, nadie cree que verdaderamente lo abandonó. Era, además, su operador financiero. El que le deshacía entuertos. Era (es) su cómplice. Armenta que conoce las reglas del poder, sabe que no lo puede dejar o abandonar porque sería su peor enemigo.

“El Choco” sabe demasiado.

El verdadero copiloto en el Audi R8 es Armenta o viceversa.

No hicieron caso al consejo de Robert De Niro en la película Goodfellas (de Martin Scorsese) después del robo a un avión de Lufthansa: “no gasten, no compren nada, no estrenen nada”.