Ayer por la tarde, el periodista Mario Alberto Mejía dio la primicia en su cuenta de Twitter: “¡Paren prensas! Arturo Rueda sale de la prisión de Tepexi en 20 minutos”. Esa fue la señal que se esperaba. Desde hace casi 15 días, se comenzó a especular sobre si salía o no el exdirector de Diario Cambio del penal, encerrado por Miguel Barbosa hace un año dos meses.
Anoche, por fin, salió.
Quizá no fueron los 20 minutos, exactos, por el terrible papeleo y la burocracia propia del sistema penitenciario, pero el hecho es que hoy por la mañana, hay un cuarto vacío en una prisión de mediana seguridad en Tepexi de Rodríguez.
Desde las dos de la tarde de ayer se dictó la libertad del periodista y se dio a conocer que no había una razón por la que se mantuviera encarcelado. Fue al cuarto para las diez de la noche, cuando abandonó el penal y se dirigió a la capital poblana.
Para el momento que usted lee esta columna, Rueda ya estará en casa con su familia. Dormirá en una cama cómoda, recibirá la llamada de sus amigos; descansará, respirará y tendrá tiempo de pensar y reacomodar su vida.
Tendrá que quedarse en Puebla como parte de las medidas; no deberá salir del país; tendrá que presentarse a firmar de manera mensual y, al parecer, ya pagó la cantidad de 250 mil pesos como fianza, mientras se defiende jurídicamente ya sin ningún encierro.
¡Enhorabuena!
El viernes de hace casi 15 días, este tunde teclas escribió una columna en la que humanamente solicitaba clemencia por el periodista y (cosa que casi nunca hago) me cito a mí mismo: “Rueda por un tema de derechos humanos debe salir de la prisión. Debe, porque si por su delito lo tenía que pagar ya lo pagó. No está bien que si trabajamos en esto no nos volteemos a ver a uno de los nuestros, aunque pensemos que no lo sea, pero lo es. En fin, no soy abogado, no soy juez, no soy cura, no soy chamán del pueblo, sólo soy un periodista. Y también tengo derecho a pedir clemencia por otro ser humano”.
En redes sociales fui duramente criticado y en persona hubo quien me reclamó con un: “no manches ¿en serio?, y se rio en mi cara”.
No respondí a las acusaciones, tampoco di explicaciones ni me justifiqué por lo que escribí, porque no es mi papel hacer aclaraciones públicas de lo que pienso y escribo. Más allá de mis diferencias, que mantuve con Rueda, en algún momento, hay algo más allá que se llama solidaridad y humanidad y a esa apelo.
Mario Alberto Mejía, con quien mantengo una gran amistad y le tengo una gran admiración, nos sorprendió con una gran columna el viernes de la semana pasada en la que, a su estilo, también pedía la liberación del periodista de Diario Cambio.
Ayer, leí al periodista Edmundo Velázquez quien presumió en su cuenta de Twitter un rosario que hizo Rueda en prisión y, honestamente, me conmovió tanto Mundo como del exdirector de Cambio.
Por diferentes fuentes, me enteré desde hace meses, qué vivió Arturo Rueda en la sombra y no fue fácil. No hablaré sobre el tema. Lo cierto es que hoy por hoy, se aplicó la justicia. Lo único que deseo es que encuentre paz mental, que su familia descanse y que rehaga su vida.
No será una tarea fácil, pero lo deseamos.
Feliz julio, la guerra ha terminado.