La violencia que se registra desde el sábado en Chilpancingo, Guerrero, luego del ataque y muerte de seis taxistas, el secuestro de uno más y el cierre de gran parte de las actividades económicas, alcanzó niveles insospechados este lunes tras bloqueos y enfrentamientos con autoridades.
Más de dos mil habitantes de Mochitlán, Quechultenango y Juan R. Escudero obligaron el retiro de un grupo de más de 500 policías antimotines y de la Guardia Nacional (GN) en su camino a la capital para solicitar la liberación de dos líderes transportistas que fueron presuntamente detenidos en posesión de drogas y armas de fuego.
La protesta comenzó en la vía Petaquillas-Chilpancingo, sobre la cual avanzaron, ahí ya los esperaban uniformados que intentaron contener su paso con vallas metálicas.
Los inconformes respondieron arrojando piedras y palos, lo que provocó un encontronazo y que 10 policías fueran retenidos.
Al llegar a la carretera federal Chilpancingo-Acapulco, los pobladores se apoderaron de una camioneta Black Mamba -conocida como Rhino- de la policía estatal y se trasladaron hasta la sede del Congreso local a donde irrumpieron con la unidad.
El contingente mantuvo cerrada por varias horas la Autopista del Sol.
TRES DÍAS BAJO FUEGO
La violencia comenzó el sábado, cuando grupos armados en dos distintos ataques agredieron a trabajadores del transporte, resultando cinco choferes de taxi asesinados, dos de ellos calcinados, y cinco heridos, entre ellos dos mujeres.
Ayer se confirmó la muerte de otro chofer en la base de la ruta Chilpancingo-Tlacotepec tras una balacera.
Las autoridades apuntan a una pugna entre Los Ardillos y Los Tlacos como la razón principal de la violencia.