24 Horas Puebla

Dicen que una diputada local del PT odia a la prensa. Cada que ve un reportero siente náuseas, enojo, se pone pálida, sonríe porque no le queda de otra. No soporta lo que escribieron de ella y por lo tanto, decidió denunciar por violencia política de género a varios reporteros ante el IEE, entre ellos, a quien esto escribe.

Recientemente me enteré de que no se quiere quedar ahí y presentará una demanda por daño moral contra esos “pinches periodistas”. ¿Cuánto pedirá, cuál será el daño económico? Sólo ella lo sabe porque es una legisladora que sigue trabajando como tal.

¿Qué es lo que se dijo de ella?

Que controlaba las estructuras del Poder Judicial cuando su marido era el presidente del Tribunal Superior de Justicia. Que había metido a trabajar a varios aviadores que los corrieron, con la llegada de Palafox y Gayosso. Que mangoneaba a su marido y que como el susodicho cayó de la gracia de Miguel Barbosa, pues fue dado de baja, al estilo de ese sexenio.

También se comentó que la diputada local había mandado a hacer dibujos de ella para promocionar su imagen rumbo a alguna candidatura.

¿Todo eso es violencia política de género?

¿Se cuestionó su imagen de mujer al decir que el manipulado era su marido?

Por más que le he dado vueltas al asunto y que he platicado con algunos de los señalados, aún no le encuentro dónde se cuestiona su calidad de mujer, por ser mujer. Más bien, el afectado era su esposo por ser su esposo, pero esa es otra historia.

No se le minimiza, al contrario, se le levanta la imagen porque resulta que ella, según la información que recabamos, era quien metió a su esposo en problemas con el entonces gobernador Miguel Barbosa.

¿Se ataca su condición de ser mujer?

No.

Lo que se cuestionó fue su actuar.

No hace mucho, a esa diputada la acusó otro periodista en su columna porque controlaba la Secretaría de Igualdad Sustantiva y que la actual funcionaria pues era solo una administradora pues sólo firmaba papeles, una señora de nombre Melva, me parece, pero quien era la mera jefa era la diputada.

¿Eso es una afectación a su condición de mujer? ¿Es violencia política?

Creo que no. Aunque no soy abogado para defenderme y llevar mi caso.

Lo que se hizo ahí fue cuestionar su trabajo y ahí sí la prensa tiene el derecho de informar, opinar, criticar y cuestionar. Que no le guste es una cosa, pero de ahí que se atente a su condición de mujer, nunca fue la intención mía y estoy seguro que ninguno de mis compañeros que también han sido denunciados por la diputada.

Nadie quiso entrar a un tema de violencia política en condición de género.

¿Por qué hago público esto?

No pienso litigar en medios lo que se deberá contestar ante el INE y seguramente hasta el Tribunal electoral, pero no es la primera vez que se denuncia a periodistas por violencia política por condición de género.

En ocasiones, y eso parece, lo que se busca es la censura. Que esos “pinches periodistas” se callen el hocico, se agachen, escriban sólo en positivo y que se humillen.

No dudo que hemos cometido excesos y abusos, pero en verdad pareciera que se busca limitar a los periodistas poblanos.

Quizá la diputada nos gane y aparezcamos en el padrón, que nos humille y nos calle, puede ser, ella al ser abogada y tener influencia en el área jurisdiccional seguro moverá dos o tres influencias entre abogados del IEE y del Tribunal electoral, sabemos que todos ellos son una mafia.

Ahí sólo no nos queda más que recordar: 7 de junio, día de la libertad de expresión.