China decidió expulsar a la cónsul canadiense en Shanghái en represalia por la misma medida ordenada por Ottawa contra un diplomático chino acusado de intentar intimidar a un diputado canadiense, lo que ha derivado en una nueva crisis diplomática.
Las relaciones entre ambos países son tensas desde 2018, tras el arresto en Canadá de una alta ejecutiva de la firma tecnológica china Huawei y la detención de dos canadienses en China como represalia.
Aunque los tres detenidos fueron liberados, las tensiones perduraron y Pekín reprocha a Ottawa alinearse a la política que Estados Unidos mantiene sobre Pekín y las autoridades canadienses acusan regularmente a China de injerencia.
El primer ministro Justin Trudeau afirmó que Canadá no se dejará intimidar por China: “Decidimos que teníamos que enviar un mensaje muy claro: no aceptaremos interferencias extranjeras y, cualesquiera que sean las próximas decisiones que tomen, no nos dejaremos intimidar”.
Consideró la expulsión de Zhao Wei, diplomático chino residente en Toronto, una muestra de “firmeza” de Ottawa y remarcó: “Somos conscientes de que habrá represalias, pero seguiremos haciendo lo que sea necesario para proteger a nuestros ciudadanos canadienses de la interferencia extranjera o del miedo”.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Pekín calificó a la cónsul canadiense Jennifer Lynn Lalonde de “persona non grata” y añadió que “China se reserva el derecho de reaccionar con más fuerza”. La Cancillería precisó que se le pidió a Lalonde que abandone China antes del 13 de mayo.