Antes o después de este fin de semana, el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina habrá confirmado el primer cambio en el gabinete que heredó de su antecesor, Miguel Barbosa Huerta, fallecido el 13 de diciembre pasado.
El equipo del actual mandatario ha filtrado que la solicitud permanente de licencia de la priista Isabel Merlo Talavera obedece a que será reemplazo de José Luis Sorcia Ramírez en la Secretaría de Educación Pública, cargo al que llegó en octubre de 2022, sin aparentes méritos en la docencia o la administración para conducir la institución que mayor número de personal posee.
La otra versión apunta a que la hoy diputada con licencia irá a la Secretaría de Movilidad y Transporte en lugar de Elsa Bracamonte González, una altanera servidora pública que tiene en su haber dos denuncias ante la Función Pública y en la Fiscalía General del Estado por probables actos de corrupción, según ha dicho la diputada del Partido Acción Nacional, Lupita Leal.
En cualquier de los dos escenarios, se trata de relevos en el primer equipo de trabajo del hombre que, Céspedes Peregrina ha reiterado, honrará por el legado que dejó a Puebla en materia de combate a la corrupción y la impunidad.
Ni Sorcia Ramírez ni Bracamonte González han podido estar a la altura de sus respectivas encomiendas. En el sector educativo, Melitón Lozano descuidó o deliberadamente dejó que el desorden y la componenda convirtieran a esa dependencia en tierra de nadie.
Una madeja de intereses que requerirá paciencia, oficio y tiempo para desentrañar y poner al servicio del alumnado talento y oficio que permitan elevar el nivel educativo que, según un estudio auspiciado por el propio Lozano Pérez, estaba por los suelos.
En el colmo de las torpezas, el encargado de despacho se puso en el lugar que ocuparon los maestros de la vieja guardia, y con severidad iracunda regateó derechos constitucionales a las mujeres del magisterio -docentes y administrativas- para que pudieran acudir a las movilizaciones con motivo del Día Internacional de la Mujer.
No había tenido que enfrentar un despropósito de esa dimensión el gobierno de Céspedes Peregrina hasta que Sorcia Ramírez decidió reprender con torpeza y falta de empatía a un segmento poblacional, ya de por sí castigado por el patriarcado presente.
En el caso de Bracamonte González, las cosas siguen igual o peor a como las dejó el exdirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Guillermo Aréchiga Santamaría.
La prometida dignificación del servicio concesionado para los usuarios del servicio del transporte público se quedó en dogma de fe. Un día sí y otro también se ve a los operadores de los concesionarios faltar a la norma vial con impunidad y desdén.
El regateo para participar del programa de verificación vehicular, con el propósito de contribuir a la disminución de las emisiones de contaminantes, no obedece a la carencia de recursos económicos, sino de un abierto desafío.
A cambio, la mujer que despacha en la dependencia como la cuota que se les entregó a los Bracamonte en el Gobierno de Barbosa, reta y desafía con ignorancia y soberbia desbordada. La moneda está en el aire.
parabolica.mx
Fernando Maldonado