Como los dinosaurios, se extinguirán
Los partidos que parecen destinados a desaparecer en el escenario poblano no son sólo el Pacto Social de Integración y Compromiso por Puebla, dos franquicias creadas en el régimen panista entre 2010 y 2018.
En la lista están otros que ya ni siquiera figuran en los estudios de opinión, como el Partido de la Revolución Democrática, que tantos favores terminó por hacer al PRI y al PAN.
¿Será?
Lozano, el chiste panista
El exsenador de la República y rabioso detractor de la Cuarta Transformación, Javier Lozano Alarcón, puede echar las campanas al vuelo pues su nombre apareció en la encuesta sobre preferencia electoral realizada por una empresa encuestadora nacional.
La mala es que su posicionamiento apenas da para un 10 por ciento frente al 51.4 que tiene el presidente municipal de la capital, Eduardo Rivera Pérez.
Pobre Lozano, tan lejos del morenovallismo y tan cerca del limbo de la política nacional.
¿Será?
Diciembre me gusta para…
Los cambios de humor, discurso y postura política de Ignacio Mier Velazco según la coyuntura deberían comenzar a ser analizados en el partido al que se adhirió.
Y es que ahora que trae pleito contra el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación por el desaseo con el que condujo el proceso para el nombramiento de los nuevos integrantes del Instituto Nacional Electoral, en Puebla se le recuerda como un silente integrante de la campaña de 2018.
Curiosamente, en diciembre de ese año calló ante el resultado más oprobioso del Tribunal para arrebatar el triunfo en las unas al fallecido Miguel Barbosa y entregar la gubernatura al PAN de Rafael Moreno Valle.
En aquel entonces, Mier Velazco no protestó ni vio a los “duendes” que, ahora acusa, existen en ese órgano jurisdiccional.
¿Será?
Fuera máscaras
Fueron llevados al escaparate más visible Ignacio Mier y su aliado, Fernando Manzanilla, por el gobernador Sergio Salomón Céspedes cuando se le consultó sobre una eventual impugnación al nombramiento que lo llevó a ocupar la titularidad del Ejecutivo.
Ahora ya se sabe para quién juega cada quien, que nadie se llame a engaño.
¿Será?