La marcha en apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador, convocada desde Casa Aguayo en Puebla para este domingo, está por convertirse en un brete a un conjunto de personajes que ciertamente se han beneficiado del movimiento que llegó al poder en 2018.

Mujeres y hombres que de diferentes maneras alcanzaron el cenit de sus respectivas carreras en la vida pública cuando el presidente López Obrador apareció en la boleta electoral, pues antes fueron nada.

Hoy viven de efímeras glorias pasadas que de ningún modo fueron el resultado de su militancia, esfuerzo, talento nioficio político, según se puede ver en retrospectiva.

Casi de manera generalizada, han terminado por traicionar ese credo lopezobradorista, que clama: no robar, no traicionar y no mentir. Y es que como en la casa del jabonero, en la 4T el que no cae, resbala.

Sin ese contexto, no se podría entender que una muy frívola Claudia Rivera Vivanco hubiese podido alcanzar la presidencia municipal, que haya dejado el barrio popular en el que creció para ocupar de manera vergonzante un espacio de privilegio en las Torres Nducha, y ahora frivolice en TikTok.

Destaca el grandilocuente Ignacio Mier Velazco, un personaje enquistado en el primer gobierno de izquierda en México y que por donde va, transpira priismo, ese partido en el que la cultura de la línea persiste.

Mier Velazco, socio de Enrique Doger, el excandidato del PRI en 2018 y enemigo de Miguel Barbosa para favorecer a la candidata del PAN, la fallecida Martha Erika Alonso y al orquestador de esa candidatura, Rafael Moreno Valle, como Rivera Vivanco, estarán ausentes en la concentración del domingo.

La negativa puede ser explicable por la ruptura que desde temprano vivieron con el convocante de esa marcha, primero en hacerlo en el país, Miguel Barbosa.

Como Claudia Rivera, Mier Velazco tuvo acuerdos con el grupo que mayor violencia política ejerció contra el entonces candidato en Puebla de la coalición Juntos Haremos Historia.

La falta de autocrítica, sinceridad y decencia les impide hacerse ver como lo que fueron en ese pasaje de la historia reciente: colaboracionistas de un régimen que, se sabe de suyo, hizo hasta lo indecible para perpetuarse en Puebla.

El enojo, llevado al plano personal, ofrece, además, un ángulo poco profesional en el oficio de la política; también ayuda a comprender la falta de crecimiento como perfiles políticos de manera individual sin tener que haberse colgado de la figura del presidente de México.

En torno de estos dos personajes gravitan un conjunto de nombres de rango menor y el sólo nombre y apellido desmerecen toda argumentación política, pues están lejos de acaparar reflector alguno.

En el reducido mundillo, en el que abunda encono y malos humores, desatienden una variable que los marcará de este domingo a 2024, tiempo de reparto de las candidaturas en Puebla.

¿Con qué cara van a pedir a la dirigencia de su partido una cuota? ¿Con qué dignidad van a solicitar el voto para símismos o para Morena?

En los hechos, desprecian a la militancia que, el domingo, como en ningún lugar del país, van a celebrar los cuatro años de López Obrador.

 

@FerMaldonadoMX