La perspectiva de género transformó el trabajo de juezas y jueces para garantizar una impartición de justicia sin estereotipos de género, con igualdad y sin discriminación, que proteja los derechos de las mujeres, niñas, niños y adolescentes, destacó la magistrada presidenta del Tribunal Superior de Justicia del Poder Judicial del Estado, Margarita Gayosso Ponce.
Lo anterior en el marco del Foro de justicia social El Derecho que Todas Tenemos “Juntas caminando en la igualdad de oportunidades en los derechos humanos”, convocado por la Secretaría de Igualdad Sustantiva del Gobierno del Estado, con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres.
Durante su exposición, la magistrada presidenta Margarita Gayosso refirió cómo la perspectiva de género ha transformado la impartición de justicia en los últimos 20 años, dando una visión integral para conocer las circunstancias de cada persona, su entorno social, familiar, educativo y las condiciones de poder que afectan a una mujer frente a un hombre.
Ante la secretaria de Igualdad Sustantiva, América Rosas Tapia, la secretaria de Gobernación, Ana Lucía Hill Mayoral, legisladoras y asistentes al foro, recordó que la tarea de las y los juzgadores se limitaba a lo establecido en códigos y leyes, lo que acotaba su actuación y valoración de los casos, se cuestionaba y se prejuzgaba a las mujeres, niñas y adolescentes por su historia personal, llegando incluso a ser causa de impunidad y de revictimización.
Sin embargo, con el surgimiento del primer protocolo para juzgar con perspectiva de género en 2013 y la reforma constitucional en materia de Derechos Humanos en 2011, se sentaron las bases para que la justicia se impartiera sin estereotipos de género, con igualdad y sin discriminación, se abrió la puerta a los contenidos de tratados internacionales que reconocían la igualdad de la mujer ante la ley y a las aportaciones de peritos especializados en ciencias como la psicología.
Además, las personas juzgadoras dejaron de considerarse “perito de peritos”, para dar apertura a todas las ciencias y pruebas científicas necesarias para valorar el entorno de las personas y cuyas aportaciones son fundamentales en la toma de decisiones.
“La visión bajo una perspectiva de género implica una apertura y una inclusión de todas las pruebas científicas necesarias para entender la afectación y adquieren importancia una infinidad de ciencias como la psicología, la antropología social y la victimología. El aporte de cada especialista a los juzgadores es fundamental y educativo para los jueces, porque pueden entender y visibilizar los estereotipos a partir de lo que plantean los especialistas”, señaló.
La perspectiva de género, añadió, transformó no solo el análisis de pruebas, sino que también llevó a generar condiciones de seguridad para las víctimas, pues se dejaron atrás prácticas como los careos que, si bien formaban parte de la ley, revictimizaban a las personas.
Hoy, a diez años de distancia del primer protocolo, indicó, forma parte de la tarea de los juzgadores generar entornos de confianza y seguridad, se implementan medidas de protección e incluso cambió la manera de emitir sentencias, que deben hacerse pensando en los justiciables, con un lenguaje claro, preciso y de fácil comprensión, acorde a las características de la parte afectada.
“El movimiento de las mujeres es de los más sólidos, que ha permeado y ha logrado mucho. Hay camino y retos por delante, pero mientras el compromiso exista por parte de mujeres y hombres para mantener la igualdad sustantiva, esto va por mejor camino. Los logros de estas últimas décadas están sólidos, no hay marcha atrás. Hoy por hoy, hombres y mujeres por igual, bajo la función de jueces, magistrados, y en cualquier ámbito, debemos tener clara la visión de igualdad sustantiva”, concluyó la magistrada presidenta.