Los últimos modelos de vehículos eléctricos provocaron fascinación en el Salón de Detroit, la principal feria de la industria automotriz de Norteamérica, que finalizó este domingo, pero muchos consumidores aún no están listos para tener uno.
Los autos eléctricos «acabarán siendo la única opción», admite Tim Stokes, quien todavía piensa «esperar el mayor tiempo posible» antes de abandonar los vehículos de motor de combustión interna.
Mientras contempla un nuevo Ford Mustang a gasolina, dice que sus amigos en el sector automotor le aconsejaron que esperara tres o cuatro años para que la industria «resolviera los problemas».
¿Hay suficientes estaciones de carga? ¿Están justificados los precios más altos? ¿La producción de baterías no es dañina para el medio ambiente? Los consumidores tienen muchas preguntas.
Justin Tata cree que «los motores de combustión interna están viviendo sus últimos días». Pero el joven no piensa comprar un coche eléctrico hasta dentro de al menos cinco a 10 años, porque le preocupa el reciclaje de las baterías.
Expertos en automóviles dicen que aún faltan años para una transformación significativa de la flota estadounidense dominada por los motores de combustión interna, en particular por los precios: un eléctrico cuesta en promedio cerca de 67 mil dólares, según la firma Cox Automotive.
Los fabricantes también están teniendo dificultades en la cadena de suministro y tienen dudas sobre la futura disponibilidad de ciertos materiales, como el litio o el cobalto, claves para las baterías.
Personas se ven frenadas por la falta de estaciones de carga. Muchos eléctricos prometen una autonomía de casi 500 kilómetros, pero esta capacidad disminuye según la carga que se transporte.
El presidente estadounidense, Joe Biden, promulgó una legislación que destina 7,500 millones de dólares para la construcción de estaciones de carga. Durante su visita a la feria, el mandatario aseguró que pronto serán «tan fáciles de encontrar como las gasolineras» a lo largo de las carreteras que atraviesan Estados Unidos.
Los consumidores en el Salón de Detroit describieron el cambio climático como una preocupación, pero no estaban necesariamente convencidos de que los estos autos fueran la solución.
AR