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Ante el riesgo de una crisis alimentaria provocada por sequías y conflictos internacionales, México necesita reducir la dependencia de importaciones de granos y oleaginosas para cubrir en mayor medida la demanda de su población, no obstante, proyecciones apuntan a que continuarán creciendo, señaló el director del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), Luis Fernando Haro.

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Si realmente se pretende aumentar la productividad, se requiere una política enfocada en apoyar a la producción de toda escala, desde los micro hasta los grandes productores, afirmó.

“¿Qué pasaría el día de mañana si se genera algo que no está muy lejos de poder suceder, una crisis alimentaria, que no hubiera suficiente producto en el extranjero para poder importarlo o que los precios de alguna manera lleguen a niveles en donde no es rentable o no es viable adquirirlo? Lo único que te salva es que tengas la producción nacional para garantizar ese abasto ”, sostuvo.

Aunque desde 2015 la balanza comercial agroalimentaria ha sido superavitaria, datos del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas señalan que en 2021 las importaciones de granos y oleaginosas tuvieron un récord de 38.7 millones de toneladas, 10.8% más que en 2020. La consultora prevé que para el cierre de 2022 la adquisición llegue a 39.5 millones, un nuevo récord en importaciones.

Haro explicó que aumento de esa dependencia responde a los efectos del cambio climático en cultivos de temporal, que dependen de las lluvias, al incremento en la demanda del sector pecuario, y a una política pública enfocada solo en pequeños agricultores.

 

 

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