El discurso de la Cuarta Transformación, en la voz de Alejandro Armenta Mier, muestra fisuras, grietas pronunciadas difíciles de resanar en el breve lapso para el futuro inmediato.
No existe otro responsable que su propia ambivalencia, falta de carácter o conveniencia para evitar que los oportunismos de siempre se cuelen en su proyecto.
Los Morales -Jesús padre y Jesús hijo- son la evidencia más reciente de esa falta de consistencia política e ideológica del presidente de la Comisión de Hacienda y que los puros del Movimiento de Regeneración Nacional le regatean.
El fin de semana fueron Jesús Morales Flores y Jesús Morales Rodríguez quienes ofrecieron la comida al senador que antes ya tuvo su mini crisis por vínculos en el pasado con un probable feminicida como Javier N, llevado al penal de Tepexi de Rodríguez.
No es la primera vez que en su desaforada carrera por convertirse en candidato al gobierno de Puebla, Armenta Mier abre la puerta a personas de dudosa reputación, convicción y compromiso, según la tesis de Andrés Manuel López Obrador.
Gente que activamente pretendió en 2018 y 2019 impedir mediante malas artes de la política que Miguel Barbosa fuera candidato o gobernador.
Algunos de esos malquerientes viven hoy en la ignominia, otros están exiliados, prófugos o enfrentan procesos penales. Cada cual labró su propio destino.
Armenta Mier sabe de todos ellos. En primera persona, o por intermediarios, ha sido receptáculo del canto de las sirenas de los que se habla en los cuentos y la política.
La comida y el paseo en caballitos pudieron haber ocurrido en cualquier momento o circunstancia, acompañado de los Morales, pero fue particularmente contrastante con la línea discursiva de ese día.
“Este proyecto que encabeza el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, es una oportunidad para servir con vocación social, combatiendo la corrupción y el abuso del poder”, dijo muy convincente, y luego se fue a degustar una barbacoa con quienes representan la expresión más rancia de ese amasiato coyuntural que busca quitar del poder a la 4T: PRI y PAN.
Fue Armenta quien habló con los personajes siniestros que planearon una inyección de miel a Barbosa, y aunque no necesita defensores de oficio, la siniestra idea de terminar con la vida de otra persona habla por sí misma.
Lo mismo ocurrió con abogados defensores de probados líderes delincuenciales que estuvieron en su entorno cercano, o idolatrado por voceros de líderes huachicoleros que dicen hacer periodismo.
El ejército de consultores, ujieres y lambiscones que grupos de poder le han acercado no serán suficientes para legitimar sus aspiraciones de ser candidato si el discurso político va por una ruta diferente al derrotero de la conducta.
Ya no es tiempo para cínicos. La inconsistencia política hace tiempo que es percibida con diáfana claridad por la gente que particularmente ha encumbrado a la 4T.
Dice López Obrador que “tonto es quien piensa que el pueblo es tonto”, que se resume en una oración: la gente no es estúpida. La congruencia premia, lo contrario suele cobrar facturas costosas hoy en día.
@FerMaldonadoMX