Las conversaciones entre berlineses han cambiado. La pandemia está más o menos olvidada. Desde que comenzó la guerra en Ucrania, las cosas cambiaron abruptamente en Alemania; la incertidumbre y el miedo se volvió a estacionar en la mente de ciudadanos que iban dejando atrás una serie de duros confinamientos.
Y aunque es verdad que en el último mes, el tema Ucrania – Rusia se ha desvanecido un poco (gracias a la llegada del verano y apertura de bares y restaurantes), la economía, los precios altos y la inflación nos recuerda diariamente que las cosas siguen y continuarán siendo muy complicadas.
De acuerdo a la Oficina Federal de Estadística (Destatis), la inflación interanual en Alemania se disparó en abril hasta el 7.4 por ciento. Lo que significa que es su nivel más alto en cuarenta años. La última vez que se registró una tasa tan elevada fue en otoño de 1981, cuando los precios del petróleo aumentaron por la primera Guerra del Golfo entre Irak e Irán.
Actualmente es casi imposible encontrar un litro de aceite de girasol, y las pocas botellas que llegan a las tiendas cuestan más de 3 euros, cuando su precio normal era de 80 centavos. Esto se suma los nuevos impuestos que se han adherido al precio de la carne, por ejemplo un medio kilo de pollo en el supermercado cuesta casi 6 euros. Y el precio del tomate, el huevo y el pepino también se han disparado.
Es por eso que se han lanzado algunas medidas para aliviar la inflación, una de las más relevantes es el precio del ticket mensual de transporte, que hasta este mayo costaba 80 euros y que a partir de junio estará en sólo nueve euros.
El ticket incluye, como siempre, el uso de tren, metro, tranvía y autobuses a todas horas en la ciudad. Aunque en esta ocasión también se incluirán viajes hacia otras partes de Alemania, como por ejemplo hacia el Mar Báltico. Esto se replica en otras partes del país, con el propósito de aliviar el bolsillo de los ciudadanos.
El tema de bajar el precio del transporte público no es nuevo, durante la primera cuarentena por el Covid-19, el gobierno decidió mantener los trenes sin controladores de tickets. Incluso se habla que en un futuro el transporte podría ser gratuito, justo como ya sucede en otras partes de Europa.
Todo este tema favorece al Partido Verde, que ya había planteado una serie de medidas, que fueran vistas como extremas por parte de la oposición. Como el aumento del precio de la carne y la gasolina para evitar el cambio climático.
Covid-19 sólo para algunos
La ciudad parece otra con la llegada del verano. No sólo el calor ha relajado y ha hecho olvidar los problemas, sino también el uso nulo de cubre bocas en lugares cerrados. No se habla más de casos cercanos y contagios, pero hay un pequeño e importante grupo que aún está en riesgo.
El de las personas con enfermedades crónicas, discapacitados y ancianos, quienes parece ser que son los únicos que continúan con las medidas que se interpusieron hace un par de años. Y que siguen viviendo la pandemia con miedo y precaución.
Y quienes por cierto, son los únicos que se han aplicado la cuarta vacuna contra el virus. Son justo ellos los que viven una realidad muy diferente. Son los aún confinados y que evitan a toda costa el contacto, quienes han hecho caso omiso de la relajación del gobierno. Son ellos ahora la resistencia.
@dianaegomez