Como borracho que echa a perder la fiesta en casa ajena, a Genoveva Huerta Villegas le bastaron 2 minutos con 30 segundos para dinamitar la primera coalición opositora a Morena que permitió arrebatar la capital, San Andrés y San Pedro Cholula tras en la elección de junio pasado.

El breve lapso que dura su arenga por la supuesta defensa de los panistas, que le permite suponer, triunfó en la interna el domingo 14, se le fue encima a los adversarios de enfrente, pero también contra los de casa y que tanto presumió en la contienda política más reciente.

En esa especie de diáspora en la que ha convertido la causa que la mueve para aferrarse a la dirigencia estatal del Partido Acción Nacional, por tres años más, acusó intromisión de Morena, pero también de aliados políticos como el Partido Revolucionario Institucional y el de la Revolución Democrática.

Hace ocho meses, en marzo pasado, las dirigencias de los tres partidos hicieron en Puebla la presentación de sus candidatos a las diputaciones federales y luego sucedería lo propio con las cartas con las que hizo campaña la alianza Va X Puebla para jugar en municipios y diputaciones locales.

Agotados los recursos para tirar el triunfo de la fórmula de Augusta Valentina Díaz de Rivera y Marcos Castro, tomó el camino del pleito abierto hasta en contra de quien la había recibido en Casa Aguayo como símbolo de cordialidad política, luego de haberse conocido los resultados de la reyerta comicial.

Olvidó o ignoró la heredara del tufo morenovallista que fue a través de su propio teléfono celular, sin formalismos ni intermediarios, cuando escuchó la voz de Barbosa para convidarla al primer acercamiento para construir un ambiente menos tenso y polarizante, como había ocurrido en la primera mitad de este 2020.

La mañana de este jueves, apenas unas horas de haber publicado su video en redes sociales, el inquilino de Casa Aguayo debió recordar que los funcionarios del gabinete no pueden ni deben inmiscuirse en la vida interna partidaria.

Quienes lo hicieron, se fueron, recordó Barbosa en una clara alusión al exsecretario de Gobernación, Fernando Manzanilla Prieto, con quien la propia Genoveva Huerta mantiene vasos comunicantes.

El propio extitular de Gobernación encontró puertas abiertas con la dirigente con licencia panista por una conveniencia ulterior mutua, y es ahí en donde radicó el golpeteo a Eduardo Rivera Pérez desde que era negociada la candidatura a la presidencia municipal.

Ese era el PAN que se ofrecía a los poblanos, como la propia dirigente argumentó en su desbocado reclamo que, de paso, también terminó por desacreditar al árbitro impuesto por la misma querellante: la Comisión Electoral.

La errática ruta de la mujer que llegó a los distintos cargos, de la mano de Eukid Castañón, se queda cada vez más sola. Los aliados de quienes por conveniencia política la acompañaron ya la habían dejado sola desde hace semanas.

La corriente morenovallista que se desprendió del proyecto reeleccionista obedece a la lógica mercantilista y pragmática de ganar-ganar. Por eso la desesperación de las últimas horas. No tiene salvación. El desahucio es irreductible.

 

@FerMaldonadoMX

parabolica.mx escribe Fernando Maldonado