La derrota de Genoveva Huerta Villegas, en la interna para dirigir al Partido Acción Nacional, se extendió a los órganos jurisdiccionales, como era de preverse.

Sin los apoyos que la llevaron a la posición que ocupó, rodeada de un conjunto de improvisados en la operación y de espaldas a la militancia, recibió dos golpes consecutivos en el ámbito de la política.

Dado su perfil, será difícil que esos tropiezos en la esfera pública los pueda convertir en lecciones de vida.

Es el pecado por haber llevado detrás de su postura de intransigencia a dos perfiles igualmente perdedores, pero radicalizados: Jorge Aguilar y Pablo Rodríguez.

El primero, dueño de una granja de robots en Twitter que las últimas 24 horas descalificó el trabajo del autor de la columna.

La materialización de la “legión de idiotas” a las que se refirió el semiólogo Humberto Eco, financiada por el exsecretario de Salud.

El segundo, benefactor conspicuo del régimen cleptómano en su calidad de secretario de Competitividad, Trabajo y Desarrollo Económico, a quien además se le conoció como violentador de mujeres, como sucedió con la abogada Yasmín Flores en agosto de 2018, en la cabina de transmisión del periodista Alejandro Mondragón.

Es el caso del pleito que compró con su exsecretario general, Francisco Fraile García, el “Pastor” de una generación de jóvenes militantes de ese partido que ahora vuelan con alas propias, como es el caso del edil de la capital, Eduardo Rivera Pérez, rival de los compañeros de aventura de la perdedora Huerta Villegas.

Desechado por presuntamente improcedente en la Comisión de Justicia del PAN, el recurso de inconformidad de Fraile fue llevado por el abogado del diputado panista Rafael Micalco Méndez, Félix Hernández, al Tribunal Electoral del Estado, y ahí es en donde la derrotada volvió a perder una causa.

Existe un contexto que no pude dejarse pasar. En las últimas fechas, Micalco Méndez, exlíder del PAN en el estado y diputado local, fue persistentemente ninguneado, maltratado.

En el pasado fue perseguido por los adictos a la “jefa” Genoveva, como cuando el dirigente interino, Jesús Giles Carmona, mandó a un grupo de policías judiciales a intimidarlo a las oficinas del blanquiazul en Bugambilias.

Paco Fraile fue echado de la Secretaría General del PAN cuando solicitó su reincorporación al cargo tras la licencia respectiva, según establece el juicio para la protección de los derechos políticos-electorales TEEP-JDC-235/2021, en el que se establece fundado el agravio contra “El Pastor”.

Casi de inmediato y de manera coincidente, dejaron de entregar recursos a los comités municipales panistas, pero esa es ropa sucia que se lava en casa, confió un líder municipal que prefirió no levantar la voz.

La diputada federal no ha hecho sino pagar la ausencia de congruencia en la toma de decisiones desde la dirigencia del albiazul, hasta con quienes habían sido asesores en temas de política pública.

Al final de su carrera como dirigente partidista, ya se ha documentado, terminaron por abandonarla ante la evidencia de falta de cumplimento de acuerdos y compromisos, algunos hasta plasmados en papel.

 

@FerMaldonadoMX

parabolica.mx por Fernando Maldonado