El periodismo político se ocupa de las conductas públicas de los personajes que día a día dirigen el rumbo de nuestros Gobiernos.
Si el periodista se precia de hacer buen periodismo, lo ocuparán siempre las actividades que los políticos realizan al dar el primer paso fuera de sus hogares.
Sin embargo, cuando lo que ocurre en la vida íntima de los personajes de la vida pública trastoca o lacera a la sociedad en su conjunto, se vuelve un tema que es difícil no abordar.
Lo anterior viene a colación por 2 casos presentes en la administración municipal, saliente, con Claudia Rivera Vivanco y, entrante, con Eduardo Rivera Pérez, en la capital.
En ese sentido, hay un hilo conductor que une las vidas de Michel Chaín Carrillo, próximo secretario de Gestión y Desarrollo Urbano del panismo, con Andrés García Viveros, coordinador ejecutivo del ayuntamiento bajo la tutela de Morena en Puebla, más allá de ser protagonistas de conductas impropias en contra de las mujeres.
Aunque emanados de diferentes administraciones y posturas ideológicas, Chaín ha sido denunciado por violencia intrafamiliar por parte de una de sus exparejas sentimentales, del otro lado, Viveros García, fue vinculado a proceso por el presunto acoso sexual en contra de una ex funcionaria capitalina.
Ambos perfiles estarían relacionados más aún por una red de proveedores del Gobierno Municipal que comparten las rémoras del morenovallismo incrustadas en el PAN y la administración de Claudia Rivera Vivanco, todos ligados con el poderoso manto del otrora imbatible pesista, Fernando Manzanilla Prieto.
Lo de la saliente Rivera Vivanco es injustificable, ¿proteger a un acosador de mujeres cuando en el discurso encabezas una supuesta bandera “pro-feminista”?
Lo de Eduardo Rivera está por verse. Cuánta capacidad de reacción tendrá ante un perfil que claramente no forma parte de su grupo, que no es bien visto por su entorno, sino que está más vinculado al ala genovevista, promotora de todo lo que signifique el slogan de los “Buenos Gobierno del PAN”.
De Chaín hay mucho mas que decir, un sujeto que se renta como candidato para golpear a sueldo, un cascarón bien adornado, pero en la oquedad de causas.
Cuando les conviene, muchos hacen referencia a que estamos en una generación de cristal, que se queja de todo, pero lo cierto es que al cambio de administración se muestra una vez más, que en política se premia la lealtad y los favores de grupo, antes de que las causas que defienden las mujeres y otros tantos grupos sociales en desventaja.
Bien convendría recordarle al alcalde entrante que, igual como en el caso de Matías Rivero Marines quien fungirá como titular de la Secretaría de Bienestar con un perfil déspota y plagado de actitudes ominosas contra estudiantes de la UPAEP, se requiere de 2 en una relación de abuso o maltrato: Uno, el abusador, y dos, todo el sistema cultural, político, económico y social que lo justifica, encubre y alienta. Y por lo que vemos la nueva administración y la administración saliente, incurren en lo segundo. Aguas.
@Olmosarcos_
Jesús Olmos escribe Máscaras