El festival de colores y sabores característico de la temporada de Día de Muertos, está a punto de dar inicio y con ello, la elaboración del pan tradicional de esta época, el pan de muerto.

La hojaldra es una pieza fundamental para la ofrenda que las familias poblanas dejan a sus difuntos, especialmente las que viven al interior del estado, donde estas fechas cobran mayor relevancia y se festeja por todo lo alto.

Por ello, el pan no puede ser el que se consume diariamente, tiene que ser especial, un agasajo para que los que ya no están. La hojaldra representa un cráneo y 4 brazos de huesos, que simbolizan los rumbos del universo.

Y no sólo eso, elaborarlas en casa es un elemento que le suma importancia a los días 1 y 2 de noviembre, pues en los pueblos se acostumbra que las familias se reúnan y preparen las piezas que se podrán en el altar.

En Zacapoaxtla, San Pedro Cholula y San Andrés Cholula aún se conserva esta práctica, aunque cada vez menos. Se trata de la unión familiar y de recordar a los difuntos que acudirán a visitarlos durante esos días.

En Puebla, la hojaldra es el pan estelar en los altares, pero no es el único que se puede encontrar, también está el pan colorado, el cual tiene un sabor a anís y se elabora principalmente en Atlixco.

Así como el gollete, que es de origen poblano, pero es popular en algunas alcaldías de la Ciudad de México. Es una rosca dura, bañada de azúcar color rosa intenso y con toques de naranja.

En la capital del estado las panaderías reconocidas por sus hojaldras son La Almendra, La Flor de Puebla, El Hornito de Pan del Barrio de El Alto, El Mirador y La Reyna de Puebla.

Este 2021, con la finalidad de reactivar la economía del sector ante la pandemia de Covid-19, panaderos comenzaron antes su elaboración, incluso, desde mediados de septiembre.