En su última aparición en el parlamento, Merkel tomó su bolso y salió por la puerta principal, pero lo cierto es que no se irá a casa hasta que alguien ocupe su lugar. Y para eso tendremos que esperar aún mucho tiempo.
El proceso electoral alemán, así como otras cosas en este país, es largo y tal vez tedioso, pero una vez comprendiéndolo nos damos cuenta que sólo se trata de una ecuación muy clara.
Es por eso que el último día de Angela Merkel como canciller en el Parlamento alemán es sólo una de tantas despedidas, pues aunque las elecciones son este próximo 26 de septiembre, no se sabrá quién será la o el próximo canciller hasta finales de este año, o tal vez a principios del 2022.
Y en este largo tiempo de decisión, Merkel continuará siendo una figura importante dentro del poder. Esto, en medio de debates internos que tendrán que decidir entre hacer coaliciones o inclinarse por el prometedor partido verde.
Pero el futuro parece ser muy incierto para el electorado. Y es que por primera vez en 16 años, nadie sabe quién ocupará la silla de Merkel, ni quién podrá hacer un trabajo similar o mejor.
Hay miedo y desconcierto, y dentro de la cultura alemana estas dos palabras causan conflictos. Salirse de la zona de confort o de seguridad que creó Merkel es el mayor miedo de los ciudadanos que saldrán a votar los próximos días.
Y es que el repunte de la ultraderecha en el mundo, la pandemia y recesión económica ponen muy clara una cosa: Alemania no será la misma después de estas elecciones. Y todos están a la expectativa de la nueva era sin la mujer que lideraba uno de los países más importantes de la euro zona.
Justamente hablando de las cosas que podrían cambiar en este país, existen dos que preocupan. En primer lugar el tema de la migración. Si bien en estas casi dos décadas, la bandera de Merkel fue abrirle la puerta a refugiados y a migrantes, es posible que esto pare completamente.
Y es que Angela se enfocó tanto en este aspecto que olvidó otros importantes y necesarios problemas. Como la gran brecha del Internet que no ha permitido avanzar a Alemania tecnológicamente.
Es casi risible pensar que un país primermundista cuente con un problema grave sobre la conectividad. Tan sólo en la pandemia, se hizo viral la noticia sobre dos políticos enviándose faxes para discutir temas sobre el Covid, y ni hablar del fallido programa de “Escuela desde casa”.
Otro tema, que ya hemos mencionado anteriormente en este espacio, es el uso nulo del carbón, que se ha retrasado y que puso a Merkel en una posición no satisfactoria. Fue la mujer que abrió las puertas a la migración pero olvidó el cambio climático. Un tema urgente y necesario en Europa.
Pero por ahora es tiempo de la ciudadanía. El electorado nervioso, temeroso y aún confuso tiene estos últimos días de pensar seriamente por quién votar. Mientras tanto, los mantendré informados a través de este espacio.
Twitter: @dianaegomez
Cartas desde Berlín escribe Diana Gómez