¿Habrá estado en el escenario de sus sueños utópicos de los arpaneteros que las discusiones se resumieran con un ‘ya siéntese señora’ o un ‘oblígame perro’, en ese bonito mundo que construyeron a base de cables, sueños y contaminación marina?
¿Habrán considerando que los grandes debates de los pensadores serían bacanales de la chorcha digital pa’l click bait a la Muñoz y Russarin y que todo se resuma a esfuerzos para engrandecer la bitácora del ego y la carpeta de servicios?
¿Habrán considerado que esa búsqueda del conocimiento colaborativo, sin importar fronteras; ahora sería el escenario de la disputa de patentes que en avalancha se quedan datos personales y cookies a cambio del “libre uso”?
Es dificil saberlo porque uno siempre puede tener ideas, y las ideas en lo digital dejan de ser parte de aquel que las creó,configurándose entonces una compleja danza de resemantizaciones, innovaciones y adaptaciones de espacios remedados que lo mismo se transforman en memes, que en densas páginas de un paper académico; por tanto usuarios, creadores y distribuidor se desdibujan en merodeación silenciosa.
Es así que aquellas tres culturas –espíritu libertario, exploración científica, investigación militar- que gestaron una creación el 2 de septiembre de 1969 a partir del primer intercambio de información entre dos computadoras colocadas en distintas latitudes, ha tenido un vuelco que lo mismo nos ha acercado a conocer el universo de la forma más bella, como lo es la historia tras la primera conexión de internet en México a cargo de la Dra. Gloria Koenigsberger, pero también es el mismo internet que permitió construir un oligopolio a la Silicon Valley que actualmente compra tierras sagradas en Hawai recordándonos que la nube que más importa es aquella que nos da sombra y no aquella que depreda energía eléctrica y que después, incluso compra cielos.
Querido lector, no me mal entiendia, no aseveró que la internet sea un escenario distópico propio de nuestras más cruentas pesadillas, sino más bien estoy diciendo que es un manantial de ceros y unos que irridian esperanza binaria, que lo mismo sirve para procurar la vida como para manipularla, y eso, queridas y queridos todos, depende del uso que le demos nosotros a partir de la creación y la inspiración y no el seguimiento silencioso y fánatico que orquestemos a partir del carismo y del poco seso.
Porque la internet es posibilidad, encuentro y sueños pero también puede ser espionaje, mercantilización infinita y un espejo insensante a la banalidad del like y el share, y en eso recae su encanto, el camino aún lo podemos elegir nosotros.
Ecosistema Digital
Carlos Miguel Ramos Linares
@cm_ramoslinares