Se han cumplido 60 años desde que comenzó la inesperada construcción del Muro de Berlín. Por casi tres décadas Alemania vivió dividida, dejando estragos socioeconómicos que fueron resueltos después de 28 años con la famosa reunificación.
Fue en la mañana del 13 de agosto de 1961 cuando los berlineses vieron como se acordonaba una frontera sin nombre. Después de la segunda guerra mundial, ¿qué otra cosa peor podría pasar? Bueno, pues la Guerra Fría.
A pesar del tiempo, algunas heridas siguen abiertas y desafortunadamente se verán reflejadas en las próximas elecciones, en la que se elegirá a la próxima o el próximo canciller. Esto revivirá un viejo e innecesario partido, el de la ultraderecha, que cada vez gana sigilosamente más fuerza.
Y es que las diferencias sociales, culturales y educativas aún siguen existiendo en todo Alemania, tal vez más marcadas en los barrios de la capital, en la que tan sólo basta con pasar del Este al Oeste para darse cuenta que existen muchas ciudades en una.
Arquitectura marca diferencias
La arquitectura remarca estas diferencias; existe una Ley que impide que los edificios viejos sean restaurados o demolidos, así que Berlín cuenta con calles, casas y enormes edificios con un fuerte toque de la URSS.
Por otro lado están los lugares que sobrevivieron a las guerras, pero que tienen que compartir muy de cerca con la arquitectura moderna. La historia cuenta que si en cada esquina de Berlín notas un edificio antiguo y de inmediato uno moderno, significa que una bomba fue estallada en ese lugar.
Actualmente, la ciudad enfrenta una guerra contra el capitalismo y las rentas. Esto pasa a ser directamente un problema mayor para la gente que vivió en lado socialista, pues a pesar de todos los programas que se lanzaron en la reunificación, no toda la sociedad pudo adaptarse y recuperarse económicamente.
Próximas elecciones
Esto afecta directamente a la decisión del electorado, pues una gran parte de los votantes que han decidido darle una oportunidad a la ultraderecha, son justamente los que no pudieron entrar a la nueva Alemania. Son los abandonados de la reunificación.
Y aunque en Berlín, el partido AfD es abiertamente odiado y no figura dentro de las encuestas como un contrincante, en pequeñas ciudades de Alemania han ganado simpatía.
El mensaje del AfD es darle lo justo a aquellos que nunca pudieron sentirse parte de este nuevo país, pero dentro de sus argumentos maquillados, está también un golpe duro y contundente hacía los miles de refugiados que recibe Alemania.
Este es el partido más peligroso de Alemania, que levanta las ideas neo nazis y alienta a esa parte del país que nunca se sintió reunificada, a pelear por su territorio, a replicar viejas prácticas que ya fueron superadas hace años, pero que desafortunadamente siguen latentes y siendo un tema de discusión.
Twitter @dianaegomez
Cartas desde Berlín escribe Diana Gómez