La mitología griega cuenta que Prometeo fue el titán que robó el fuego a los dioses y se los entregó a los hombres, por lo que Zeus se vengó al encadenarlo en el Cáucaso y un águila le comía el hígado, aunque al ser inmortal el hígado le volvía a crecer durante la noche y al día siguiente regresaba el águila. Gracias al valiente acto de Prometeo los hombres tuvieron el fuego y ahora en el Siglo XXI cuando el Presidente de la Liga Mexicana de Beisbol, Horacio de la Vega y los propios equipos han logrado acuerdos sin precedentes para la difusión del beisbol a través de varias cadenas de televisión y radio también es conveniente recordar que el beisbol pertenece a la gente y que los verdaderos protagonistas son los jugadores y los managers; hoy que el beisbol tiene muchas plataformas es importante recordar que para enamorar a los más jóvenes es necesario que los implicados sean humildes para contar las leyendas en torno al rey de los deportes.
A continuación voy a contar una especie de cuento que habla de la importancia de narrar las hazañas de los peloteros, sin necesidad de purismos, para que los niños y jóvenes se enamoren de un deporte con muchos méritos para apasionarlos.
Es la historia de un niño que escuchaba a su padre contar las hazañas de los Yankees de Nueva York en diversas etapas y que reconocía los nombres de Babe Ruth, Mickey Mantle, Joe Di Maggio, Lou Gehrig (el gran caballo de hierro), Yogi Berra o Billy Martin, que también ya escuchaba sobre los Cardenales de San Luis, como los favoritos de su padre en la Liga Nacional. Más tarde vino la Serie Mundial de 1981 a donde llegaron los Yankees y los Dodgers, novena en la que jugaba un joven mexicano llamado Fernando Valenzuela que había maravillado en la temporada regular; los Yankees ganaban el compromiso dos juegos a cero cuando Valenzuela tiró la ruta completa y metió a los californianos en la pelea, a tal grado que los de Tom Lasorda ganaron los tres siguientes para coronarse campeones https://www.youtube.com/watch?v=aeVoova4tJk.
A diferencia de lo que ocurriría en el futbol donde el protagonista de la historia fue respetuoso de la tradición familiar, ese niño encontró a sus primeros héroes beisboleros en un equipo distinto al de su padre y empezó a recitar los nombres de Valenzuela, Steve Garvey, Steve Yeager, Dusty Baker, Ron Cey, entre otros. Ese niño fue creciendo pero al tener poco tiempo de convivencia con su padre (debido al trabajo del segundo) los deportes se convirtieron en un espacio para ellos. Sentarse a ver un partido de futbol, de beisbol, de americano era lo de menos lo importante, lo trascendente era estar junto con él y escuchar cómo se apasionaba, pero al mismo tiempo fue creciendo la pasión por conocer más acerca de los deportes.
El niño devoraba la sección deportiva de “El Heraldo de México”, leía las columnas de Teodoro Cano, Raúl Sánchez Hidalgo y al llegar a las páginas de beisbol desmenuzaba la columna de Juan Alonso Juárez que hablaba tanto de Grandes Liga como de Liga Mexicana; así empezó a entender las estadísticas del beisbol. Cuando estaba de vacaciones escuchaba la larga sección de deportes de “Tribuna Radiofónica” donde Enrique Montero Ponce e Isaac Wolfson explicaban con datos lo que sucedía en el futbol y el beisbol. Seguía las transmisiones de beisbol en la televisión con las transmisiones de Jorge “Sonny” Alarcón, Pedro “Mago” Septién y un joven Toño de Valdés; esperaba con ansias cada octubre para seguir cada juego de la postemporada (donde sólo había serie de campeonato de las dos ligas y la serie mundial) y así vibró con el triunfo de los Reales de Kansas City en la Serie Mundial de 1985 sobre los Cardenales de San Luis y a los nombres de Valenzuela, Yeager o Cey se sumaron los de George Brett, Brett Saberhagen, Steve Balboni, Dan Quisenberry o Lonnie Smith, entre otros https://www.youtube.com/watch?v=sjjf4UKQ0ks. En 1986 se sorprendió de la calidad de un joven lanzador de los Medias Rojas de Boston llamado Roger Clemens https://www.youtube.com/watch?v=5WTM3YBzfxw y se enamoró de un equipo perseguido por la “Maldición del Bambino” rompiendo por completo la tradición familiar a favor de los Yankees https://www.youtube.com/watch?v=7ujwjqIldwU.
También recuperó la pasión perdida de su padre por el beisbol en Puebla a través de los Ángeles Negros con aquel trabuco de Aikens (el lugar común cuando se habla de esta poderosa novena), pero en las que estaban Donald Carter, Dave Stockstill, Orlando Sánchez, Guillermo “Tiburón” Rodríguez, Jesús González, Miguel Ángel Castelán y los lanzadores Germán e Isaac Jiménez, así como Jaime Orozco, entre otros.
Sin importar que el niño crecía y se hacía un joven universitario cada octubre era el momento ideal para sentarse y compartir con su padre, a tal grado que hasta los compañeros de universidad llegaban a esa casa para hacer trabajos pero dejaban a un lado su labor para ver la Serie Mundial, por ejemplo, la de los Azulejos de Toronto y los Filis de Filadelfia de 1993 con el cuadrangular decisivo de Joe Carter ante Mitch Williams https://www.youtube.com/watch?v=JYVRi0aYc90. Ocho años más tarde ese padre de familia viviría, con su hijo, su último clásico de otoño en cama pero viendo a sus Yankees perder en siete emocionantes juegos ante los D´Backs de Arizona con el podridito de Luis González ante Mariano Rivera, lo que provocó una gran molestia https://www.youtube.com/watch?v=A0pPytgktAQ.
El hilo conductor de este cuento, además de la relación padre e hijo a través del beisbol, es la difusión del “rey de los deportes”. Mientras más medios hablan de él, más posibilidades hay de que las nuevas generaciones se interesen, pero hay otro punto clave: La magia de los Montero Ponce, Wolfson, Septién, Alarcón, De Valdés y Juárez radica en que fueron capaces de narrar las leyendas de los jugadores, que fueron capaces de transmitir la pasión que sentían por este deporte, sus narraciones no sólo constaban de los datos del juego sino de las hazañas del pasado. Ellos lograron que muchos se interesaran por el beisbol porque entendieron que los protagonistas eran los jugadores y los managers y que al contar sus historias se engrandecía el beisbol, su magia fue transmitir su amor al beisbol sin necesidad de ganar protagonismo.
Hoy que Horacio de la Vega, como Presidente de la Liga Mexicana de Beisbol, logró que más cadenas (entre ellas el Sistema Estatal de Telecomunicaciones) transmitan el beisbol hay varios retos para cerrar la pinza y que no se trate de una campaña aislada con mucha promoción. Ahora que varias plataformas siguen el beisbol y lo transmiten debemos entender que esta es una gran oportunidad para enamorar a las nuevas generaciones por lo que además de tener muchos medios siguiendo el beisbol se debe tener la humildad para verdaderamente lograr que el beisbol no quede en las manos de los iluminados (como el fuego en la mitología griega) sino que más personas lo puedan comprender y, por lo tanto, se apasionen. Esa humildad también se aplica para entender que los verdaderos protagonistas del juego son los peloteros. El beisbol es de la gente por lo que hay que facilitar su comprensión, el beisbol es de los jugadores, los verdaderos protagonistas de este hermoso deporte.
@abascal2
El Blog de Puebla Deportes por Antonio Abascal